Una semana después de la brutal agresión en el barrio de la Mariola de Lleida, con escenas que aún ponen los pelos de punta —con agentes heridos en el suelo, con la cabeza abierta—, los agentes de los Mossos d'Esquadra de todo el país han dicho "basta". El ataque, la noche del domingo al lunes, cuando las patrullas recibieron el aviso de un incidente por una pelea en este peligroso barrio de la capital del Segrià, acabó con seis agentes heridos —un sargento, un cabo y cuatro agentes, entre efectivos del ARRO y de USC—, pero lo que más ha dolido es la falta de respuesta por parte de los mandos o las declaraciones incendiarias del jefe de la comisaría de Lleida, el inspector Xavier Ribelles, que minimizó la agresión, dijo que formaba "parte del trabajo" y encendió los ánimos de los agentes de Lleida y de todo el país calificando la agresión de "hechos puntuales".

El mismo lunes por la mañana —justo antes del apagón eléctrico, que lo trastocó todo—, y después de saberse que se había producido la agresión, tal como avanzó ElCaso.com, la consellera Núria Parlon, titular de Interior, publicó un tuit condenando los hechos, pero fue la única reacción en público y en privado de la dirección política del cuerpo policial. El jefe de los Mossos en Lleida, el inspector Ribelles, hizo unas declaraciones a la prensa la tarde de ese lunes, pero solo sirvieron para echar más leña al fuego. Sus palabras corrieron como la pólvora entre los agentes y mandos de otras comisarías, que no entendían cómo era posible que, ante uno de los ataques más graves sufridos jamás por la policía —con agentes que casi fueron asesinados—, el mando minimizara la agresión. El miércoles, durante la celebración de las Esquadres de Lleida, el comisario jefe de la Región de Lleida, Josep Codina, salió al paso de la tormenta y, antes del acto, condenó enérgicamente los hechos en declaraciones a los medios de comunicación.

Semana muy caliente en Lleida

En el acto, que contó con la presencia del comisario de la Prefectura, Josep Maria Estela, se ovacionó a uno de los sargentos heridos en el ataque en la Mariola, que recibió una felicitación por otra actuación, y al subir al escenario, fue recibido de pie por sus compañeros. Los ánimos durante toda la semana se han ido caldeando, sobre todo viendo que los mandos se ponían de perfil y que la dirección política, ahora en manos de Josep Lluís Trapero, director general de los Mossos, no se manifestaba. El sindicato SPC fue, el jueves, muy duro contra el jefe político de la policía catalana, asegurando que no se había puesto en contacto con los agentes heridos ni se había desplazado a Lleida desde el inicio de la crisis.

La tensión de fondo, más la convocatoria de una concentración para este lunes al mediodía en la comisaría de Lleida, con un movimiento transversal y una imagen común con el '57' como punta de lanza —simbolizando el número total de puntos de sutura que recibieron los cuatro agentes que necesitaron ser atendidos por heridas abiertas—, obligó este viernes a la Prefectura a moverse y convocar una reunión con los sindicatos policiales. Esta imagen del '57', ya símbolo del cansancio de los Mossos por la violencia que hay en la calle y la falta de compromiso político y de algunos mandos con los agentes que cada día se juegan la vida para defender el orden en las calles de nuestros barrios y ciudades, ha inundado las redes sociales y la conversación durante estos días entre los agentes, que han compartido experiencias del día a día.

La calle, cada vez peor

Lleida es el último episodio de una conflictividad social que los políticos han querido esconder bajo la alfombra. El mismo jefe del cuerpo, Miquel Esquius, que —como Trapero— ha estado desaparecido durante toda esta crisis —desde los sindicatos se preguntan si es "real" o un "holograma", en la celebración del acto nacional de las Esquadres aseguró que la "multiculturalidad" que la inmigración ha generado en Cataluña no es una "amenaza" y que debe interpretarse como una riqueza. Antes de Lleida, los Mossos han visto cómo se han tenido que retirar de otros barrios de Cataluña, atacados por turbas de personas que se creen por encima de la ley: en el barrio de Sant Joan, en Figueres; en la Font de la Pólvora, en Girona; en la Mina, en Sant Adrià de Besòs, o en Cerdanyola, en Mataró. La calle ha empeorado en los últimos años, lo aseguran no solo los agentes que la patrullan, también los datos oficiales de ataques, tal como recogió ElCaso.com la semana pasada con datos del departamento de Interior. El president Illa, en la celebración de las Esquadres, en Barcelona, aseguró, antes de los hechos de la Mariola, que no se abandonaría ningún barrio.

Este viernes, y con la intención de desactivar la protesta convocada para este lunes, los sindicatos recibieron información por parte de la Prefectura. Con los comisarios Josep Maria Estela, de la Prefectura; David Boneta, comisario superior territorial, y Josep Codina, comisario jefe de la región de Lleida, al frente, los jefes del cuerpo hicieron un análisis a los representantes de los sindicatos policiales (SAP-Fepol, USPAC y CCOO), donde aceptaron que la situación en Cataluña es grave, con un incremento de la violencia, y que hay que actuar para revertirlo antes de que sea demasiado tarde. De lo que se ha podido saber de la reunión, más allá de aceptar este estadio preocupante, también se ha vuelto a asegurar —como ya se había hecho, y en Lleida ya se había puesto en práctica— que se reforzarían los equipos del ARRO de las nueve regiones para que puedan tener más capacidad y también servir como segundo círculo de la seguridad ciudadana, para construir un sistema más robusto, donde también, cuando sea necesario, participará la Brigada Mòbil, para dar respuesta a estas acciones, que acaban en desórdenes públicos graves, pero que arrancan con incidentes de menor intensidad en puntos conflictivos ya diagnosticados por los jefes de cada comisaría del país.

Más ARRO para reforzar USC

La aceptación de este punto de partida, negar que los hechos de Lleida sean "hechos puntuales" y comprometerse a reforzar la presencia de equipos como el ARRO y la Brimo para dar seguridad a las unidades y patrullas de Seguridad Ciudadana ha sido bien recibida por parte de los tres sindicatos, según ha podido saber ElCaso.com. "Hablar claro" es una buena opción, han asegurado algunos de los presentes, y han coincidido en que es un buen punto de partida. Algunos agentes, sin embargo, reclaman que discursos duros y positivos como los de Estela a puerta cerrada, durante la reunión, deben escucharse también en rueda de prensa y ante la opinión pública por parte del jefe del cuerpo o del mismo director general. "Si quedan solo en reuniones privadas, no nos sirve de nada", lamentan algunos de los agentes.

Con todo, sin embargo, USPAC y CCOO han criticado la falta de implicación del director general, Josep Lluís Trapero, que no asistió a la reunión ni se ha desplazado a Lleida en toda la semana de esta grave crisis. Tampoco el jefe del cuerpo, el comisario Esquius. Los mismos dos sindicatos también han pedido que sea destituido el inspector jefe de la comisaría de Lleida por sus declaraciones, que desde la Prefectura sí que se han calificado de desafortunadas, pero que, de momento, han decidido mantener en el cargo al inspector Ribelles. Fepol, el sindicato mayoritario, no ha pedido la cabeza del inspector jefe. Dentro de este conglomerado de sindicatos federados, también hay un sindicato de mandos, del cual forma parte el inspector, hecho que ha evitado que se mostraran beligerantes con las declaraciones hechas por el inspector la tarde de los hechos.

'57', la revolución para volver a casa

Sea como sea, los sindicatos —pese a las jugadas subterráneas de algunos de los representantes sindicales alineados con la dirección política del cuerpo— y el conjunto de los Mossos mantienen la convocatoria de la concentración para este lunes delante de la comisaría de Lleida para evidenciar que la situación es grave y que es necesario que los políticos y los mandos policiales dejen de lado el cálculo táctico y se pongan al lado de los agentes de calle. Con el '57' como bandera —además de los puntos, en las imágenes también se ven seis 'x', por los seis agentes heridos—, se espera que muchos agentes protesten este lunes en lo que ya se ha bautizado como una revolución policial, y esta vez, no para pedir cobrar más. Solo para volver a casa de una pieza.