Luces, cámara, ¡acción! Todos conocemos la ilusión que genera una oportunidad de oro. En un mundo donde todo el mundo quiere ser creador de contenido o sueña con un papel en una serie de plataformas, los ciberdelincuentes han encontrado un campo de cultivo perfecto. Les bastan dos ingredientes: un perfil falso y una promesa brillante. La estafa comienza de la manera más seductora posible. La víctima recibe un mensaje privado en redes sociales informándole de que buscan a alguien como ella para hacer el anuncio de una marca reconocida o para una producción independiente. Todo parece real e incluso se resuelven dudas. Piden vídeos de prueba, como si fuera un casting online. Hasta aquí podría parecer un procedimiento estándar de una industria digitalizada. El problema llega cuando el guion, de repente, da un giro inesperado.
Aparecen los gastos imprevistos. Los ciberdelincuentes le dicen a la futura promesa del cine que ha sido seleccionada, pero que tiene que pagar una cuota, un seguro especial para el rodaje o, lo que es más habitual, un kit de materiales o vestuario que se supone que, en teoría, reembolsan más tarde. Aquí es donde la víctima tiene que congelar la imagen. En el mundo real del espectáculo, los castings no cuestan dinero a los aspirantes; al contrario, son las productoras las que invierten muchos millones para encontrar el talento.
Los datos personales, vulnerados
Hay un peligro aún mucho más grave en esta estafa: el robo de datos. Con la excusa de formalizar un contrato o hacer el pago del rodaje, los ciberdelincuentes piden a sus víctimas datos confidenciales y muy privados como el número de la seguridad social, los datos bancarios o incluso fotografías del DNI. Los estafadores, una vez tienen esta información, aprovechan para suplantar la identidad de las víctimas y hacer daño a otras personas, o incluso cometer otros delitos mucho más graves.
Si nos encontramos en esta situación, lo más importante es pensar antes de actuar. Primero, hay que buscar el nombre de la agencia o del supuesto responsable del casting, acompañado de la palabra "estafa" o "queja". Otra opción es llamar directamente a la productora que supuestamente organiza el casting para saber si es real o una mentira y, sobre todo, no hacer ningún pago ni dar ningún dato bancario con métodos que no dejan rastro, como por ejemplo una tarjeta regalo o transferencias a entidades desconocidas.
