La Policía Nacional ha desmantelado una cueva de ciberladrones asentada en Sabadell (Barcelona), que se enriquecía de las diferentes estafas a los que sometía a sus víctimas. Principalmente, destacaban por la agresividad con la que llevaban a cabo el método conocido como smishing, es decir, el envío de SMS para conseguir información personal: en concreto, podían llegar a enviar más de 1.000 mensajes de texto por minuto, lo que les permitía aumentar el número de posibles estafados. La operación de la policía, que empezó hace dos años, ha permitido el arresto de 12 personas de varias nacionalidades (de Perú, de Marruecos, de Gambia y de Ghana) y la identificación de 660 personas vinculadas a la organización, pero ajenas a esta, y que ejercían las funciones de "mulas".

En enero de 2023 hubo un aumento de denuncias por ciberestafas, la mayoría interpuestas en Sabadell. Los investigadores estiraron el hilo y comprobaron la existencia de una mafia internacional que se dedicaba a contactar con las potenciales víctimas por SMS con un mensaje que se hacía pasar por sus bancos y que les advertía de que sus cuentas se habían bloqueado. También incluían un enlace que, teóricamente, los remitía a la cuenta para poder activarla de nuevo. La segunda fase de la estafa consistía en el llamado vishing. Si la persona accedía a este enlace e introducía sus claves de acceso al banco, los estafadores le hacían una llamada alegando ser un trabajador de la entidad que necesitaba el código de verificación doble con el que los ladrones podían hacer bizums, transferencias o reintegros en cajeros automáticos, teniendo libre acceso al dinero de esta gente.

No dudaban en utilizar la violencia

Vinculados a la organización, pero sin formar parte de esta, estaban las "mulas", que eran las encargadas de retirar el efectivo de los cajeros a cambio de una compensación económica que podía ir desde entre 50 y 100 euros hasta una comisión del 5 o incluso del 10% del dinero defraudado. Para asegurarse de que cumplían con su tarea, iban acompañados de los droppers, que también los captaban, pero, sobre todo, garantizaban los reintegros; si vacilaban o se negaban, no dudaban en utilizar la violencia. Después de embolsarse el dinero, no perdían el tiempo y lo rebotaban a otras cuentas o lo transformaban en criptomonedas.

Los 12 detenidos, en prisión

Después de recopilar las pruebas que acreditaban su actividad delictiva, los agentes pidieron autorización judicial para hacer nueve entradas y registros simultáneos en Sabadell, con la consiguiente detención de los 12 sospechosos principales. Las pesquisas revelaron que con todas las estafas se embolsaron 1.900.000 euros repartidos en 3.000 cuentas bancarias. También se analizaron 700 líneas telefónicas, 2.455 móviles y 86 direcciones de correo electrónico. Los detenidos pasaron a disposición judicial y, posteriormente, ingresaron en prisión.