Las medidas de seguridad en las prisiones son muy altas, no solo para impedir que los reclusos puedan huir de entre rejas, sino también para evitar que puedan entrar objetos prohibidos dentro del centro penitenciario. Y es que entre trabajadores y visitantes, son muchas las personas que entran y salen cada día de los centros penitenciarios. A pesar de esta seguridad, algunas personas todavía intentan entrar con drogas y otras cosas no permitidas. Es el caso de una mujer que el pasado domingo, 17 de septiembre, hacia las siete menos cuarto de la tarde, fue a visitar a uno de los internos a la prisión de Puig de les Basses, en Figueres, con el cual tenía programado un vis-a-vis.

Intentaba entrar hachís y un teléfono móvil

Al hacer los correspondientes cacheos preventivos, que en los casos de los vis-a-vis privados acostumbran a ser más intensos, los funcionarios detectaron que llevaba hachís y un teléfono móvil escondido en sus cavidades corporales. Según ha adelantado el Diari de Girona, concretamente llevaba encima seis envoltorios con 60 gramos de hachís, valorados al mercado negro en unos 400 euros, un teléfono móvil y un cable USB. Inmediatamente, los funcionarios del servicio de comunicaciones de la prisión alertaron de los hechos a los Mossos d'Esquadra, y agentes que hacen vigilancia y protección de centros penitenciarios se personaron en el interior de las instalaciones.

La misma mujer, finalmente, acabó reconociéndotelo todo a los policías e indicó a los agentes y a los funcionarios de prisiones que objetos llevaba escondidos y donde los había ocultado con el fin de poder introducirlo en el centro penitenciario durante su visita. Ante esta situación, los Mossos la detuvieron como presunta autora de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas. La mujer, de 43 años, no tenía ningún antecedente policial hasta este momento.