En solo ocho minutos y a punta de pistola para llevarse 400.000 euros de las cajas fuertes justo en la semana en que había más dinero. Lo que el pasado 4 de enero parecía un atraco de película en la administración de Lotería número 10 de Lugo, sin embargo, ha cogido un giro inesperado en los últimos días. Su propietario, Guillermo Fernández, ha pasado de ser la supuesta víctima, a la cual habían tenido amenazado durante cinco minutos contra la caja "con miedo y pánico", a estar investigado como posible implicado en el robo.

De ser la víctima a posible atracador

Según el relato que el propietario de la administración dio el día de los hechos, hacia las ocho y media de la mañana, justo en el momento en que abría las puertas, dos personas encapuchadas y armadas con pistolas entraron en el local y, en cuestión de segundos, le pusieron el arma contra la cabeza y le obligaron a entregarles el dinero que había en las dos cajas fuertes. Al cabo de ocho minutos, una vez finalizó el mecanismo de retraso que tenían las cajas de seguridad, cogieron el botín y se marcharon corriendo. Fue entonces cuando alertó a los servicios de emergencias y efectivos de la Policía Nacional y la Policía Local fueron a la administración, ubicada en la calle Lamas de Pardo.

Administración de lotería atracada en Lugo | Carlos Castro / Europa Press

Los agentes policiales interrogaron al propietario de la administración, pero ya desde un primer momento detectaron que en su relato había una serie de contradicciones, que todavía se acentuaron más cuando después salió por televisión explicando cómo había sido el robo. También les extrañó que pudiera llegar a haber 400.000 euros en las cajas, ya que es muy poco habitual que haya tanto dinero en efectivo en una administración, más todavía cuando la gente tiende cada vez más a pagar con tarjeta. Además, al revisar las cámaras de seguridad, se sorprendieron al ver que los ladrones llevaban chalecos reflectantes. Por este motivo, después de recoger varios indicios, el propietario ha sido citado a declarar como investigado por el juez que lleva el caso.