Una mujer francesa se enteró durante una cita de que el hombre que estaba conociendo pretendía venderla como prostituta. Lo descubrió a raíz del comportamiento inusual del hombre, que insistía en que quería viajar con ella a Barcelona después de haberse visto solo una vez, meses atrás. La intuición que tuvo acabó salvándole la vida, ya que, después de hacer ver que no hablaba ni entendía el árabe, el hombre hizo una llamada delante de ella, hablando en este idioma, dando todos los detalles de su venta a un potencial cliente.

La víctima se salvó en el último momento, puesto que esta conversación tuvo lugar en un restaurante de Barcelona, hasta donde habían viajado juntos desde Marsella. Rápidamente, la mujer avisó de lo que pasaba a los empleados de un hotel cercano, quienes alertaron a los servicios de emergencias. Pocos minutos más tarde, llegaba una patrulla de paisano de los Mossos d'Esquadra que detuvo al hombre, de 38 años. Después de declarar en comisaría, pasó a disposición del juzgado de guardia de Barcelona.

Llamó al cliente delante de la víctima pensando que no lo entendía

Todo empezó el pasado agosto, cuando la víctima y el presunto proxeneta se conocieron en Marsella, donde los dos residían. El hombre le dio un nombre falso, e intercambiaron contactos después de este primer encuentro. Más adelante, el hombre insistió en que quería viajar con ella a Barcelona, y que podrían hacerlo en noviembre. Eso ya le pareció extraño a la mujer, ya que solo se habían visto una vez, pero, después de mucha insistencia por parte del detenido, accedió a hacer una escapada.

Pero el hombre siguió actuando de manera extraña. Entre otros, le preguntó en varias ocasiones si entendía el árabe. La víctima sí que entiende este idioma, pero, sospechando que algo no iba bien, hizo ver lo contrario. Y gracias a eso averiguó las verdaderas intenciones de su cita. Cuando ya habían llegado a Barcelona, y mientras estaban cenando, el hombre hizo una llamada delante de ella en árabe, pensando que no lo entendería. Hablaba supuestamente con un posible comprador, ya que empezó a describirla, alabando sus rasgos físicos como "óptimos para una explotación sexual".

Asustada por las cosas que oía, y cuando ya estaban en el coche, aprovechó un momento que se detenían para salir corriendo del vehículo. Entró en el primer hotel que encontró, y le explicó todo a los trabajadores. Cuando llegaron los Mossos, el hombre intentó hacerles creer que era su pareja; incluso tuvo tiempo para avisar a una tercera persona, que llamó a la recepción del hotel diciendo que era la hermana de la víctima; esta, sin embargo, aseguró que no tenía ninguna hermana.

Finalmente, el hombre fue arrestado por la policía catalana, rescatando a la mujer y evitando que acabara en una red de tráfico de personas y explotación sexual. Durante el registro del vehículo del acusado encontraron dos teléfonos móviles que utilizaba para contactar con los clientes y sus cómplices.