Dilawar Hussein, el hombre pakistaní de 42 años que el pasado diciembre mató a Amelia, Ángela y Pepe, tres hermanos septuagenarios de Morata de Tajuña (Madrid), lo planeó todo desde la cárcel. Este lunes, Hussein se plantó en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey y confesó haber acabado con la vida de las víctimas. Y también explicó el porqué. Según él, las hermanas, que hacía años que estaban envueltas en una estafa amorosa, le habían pedido 50.000 euros con la promesa de devolvérselo con beneficios; pero eso nunca llegó a ocurrir.

El hombre, arruinado, decidió recuperar su dinero por las buenas o por las malas. El 24 de febrero de 2023, Hussein, que había sido inquilino durante un tiempo de los hermanos, viviendo en la misma casa donde, casi un año más tarde, los asesinó y quemó, se presentó en la puerta exigiendo la deuda. Tuvo que volver dos veces, habiéndose marchado con las manos vacías la primera ocasión, pero, cuando volvió, lo hizo armado con un martillo con el que atacó a Amelia, hiriéndola en la cabeza. Eso le costó una estancia en la cárcel de siete meses. Cuándo vuelve a salir a la calle, el mes de septiembre, ya tiene el plan a punto.

Mata a los hermanos por "no tener ni para comer"

Cuando sale de la cárcel, Dilawar Hussein tiene una orden de alejamiento de Amelia de 500 metros durante dos años y seis meses, y está obligado a comprometerse a no delinquir durante el mismo periodo de tiempo. El hombre, que regentaba una carnicería halal y malvivía en un piso patera en Arganda del Rey, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para recuperar su dinero. Con esta intención, nuevamente armado con un martillo, se presentó finalmente en casa de Amelia, Ángela y Pepe, a principios de diciembre, y los atacó.

Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil determinaron ya desde el primer momento que las víctimas conocían a su verdugo, ya que ni la puerta ni ninguna de las ventanas estaban forzadas. Los cuerpos estaban apiñados en medio del comedor, con marcas de golpes con un objeto contundente, como un martillo, y prácticamente calcinados; especulan que Hussein quemó los cadáveres para intentar esconder los signos de criminalidad.

La policía tenía conocimiento de la estafa de la cual eran víctimas las hermanas, y se centraron en investigar a todas las personas que les habían prestado dinero en los últimos tiempos. Como Hussein ya tenía antecedentes y constaba que había atacado a las hermanas, era el principal sospechoso de la Guardia Civil. El cerco se estrechaba. "Buenas, soy el asesino de los hermanos de Morata", dijo, presuntamente, al entrar en comisaría este lunes a primera hora. "No tengo ni para comer" fue su justificación. A estas alturas, los agentes ya han registrado su domicilio en búsqueda del arma homicida, y Dilawar Hussein permanece en los calabozos del cuartel de Rivas-Vaciamadrid, acusado de un delito de homicidio doloso por los tres asesinatos.