Todo el mundo ha pasado por alguna carretera, sea como conductor o como pasajero, y ha visto que en el arcén de la vía había un radar de velocidad. Se trata de un elemento que se ha transformado habitual y que forma parte del día a día de los ciudadanos, pero que realmente no sabemos cómo funciona exactamente. Tampoco a qué velocidad salta y nos pondrá una multa, si lo hace a la velocidad exacta o podemos ir un poco más rápido del permitido.

El sistema de funcionamiento de los radares es a través de ondas de radio. Estas impactan contra los vehículos que van circulando por la carretera y rebotan nuevamente hacia el radar. En función del sonido de la onda que se acabe produciendo, el radar detectará a qué velocidad vamos. Como mayor sea la onda, querrá decir que más rápido estará circulando aquel vehículo.

Podemos sobrepasar la velocidad máxima permitida entre unos 5 y unos 7 km/h

Con respecto a la velocidad permitida y la que está marcada en el radar no es la misma. Es decir, que en una carretera donde se tiene que circular a 100 km/h, no nos multarán para ir a 101 km/h. Estos aparatos tienen un margen de error que la Guardia Civil ha hecho público. Es lo que se conoce como "regla del 7", lo que quiere decir que en carreteras donde se pueda ir a 100 km/h, el radar no saltará hasta que no llegamos a superar los 107 km/h.

Esta regla, sin embargo, no la siguen todos los radares. La que sí que siguen todos, sean radares móviles, fijas o estáticos (los que van instalados en un trípode o dentro de un coche camuflado) es la "regla del 5", que permite superar la velocidad permitida en 5 km/h. Hace falta tener en cuenta, sin embargo, que con la entrada en vigor este año de la nueva Ley de Tráfico, ha desaparecido el margen de 20 km/h que existía para poder avanzar en las carreteras secundarias. De la misma manera, con esta nueva ley han entrado en funcionamiento los Veloláser, conocidos también como radares invisibles, que tienen un margen más corto en los excesos de velocidad.