Caos en la línea L3 del metro de Barcelona. Este viernes por la tarde, un grupo de unos veinte manteros obligó el tren a detenerse a la altura de la estación de Liceu para evitar una desgracia, ya que los jóvenes bajaron a las vías para llegar al otro andén, escapando de los agentes de la Guardia Urbana. La policía de la ciudad evitó perseguirlos para no poner en riesgo a las personas que había en aquel momento en la parada hasta que desde Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) no activaron el protocolo de personas en las vías.
La huida de los manteros no provocó ningún herido, afortunadamente, pero sí que asustó a todos los usuarios del metro que se encontraban en Liceu. Los manteros venían del exterior, cargados con sus mantas llenas de objetos de dudosa legalidad que pretendían vender a los turistas. Entraron por la boca del metro en sentido mar cuando faltaban pocos minutos para las cuatro de la tarde. Sin importarles que justo llegaba un convoy, bajaron a las vías para crucar hacia el otro lado.
Intentaron subir al metro para marcharse
Según los testimonios de las personas que vivieron esos angustiosos momentos, el metro que llegaba tocó la bocina y se detuvo a pocos metros del sitio donde lo hace habitualmente para evitar atropellarlos. Algunos de los manteros, después de llegar al otro andén, intentaron subir al metro de ese lado para esfumarse antes de que llegara la Guardia Urbana, que tenía como principal objetivo la seguridad de los usuarios del metro, y no se lanzaron en su persecución hasta que no se activó el protocolo pertinente.
En un primer momento, parecía que todo volvía a la normalidad al cabo de pocos minutos de desaparecer la veintena de jóvenes que huían con sus mantas, pero la policía hizo desalojar el convoy que se había detenido, que se marchó vacío. El servicio no quedó afectado, pero los pasajeros tuvieron que esperar al siguiente metro para poder continuar el recorrido.