Hace meses que los vecinos del distrito de Sant Martí de Barcelona sufren cada fin de semana por el descomunal ruido que provocan las raves de varios días que se organizan en el sótano de una nave industrial ocupada, al final de la rambla de Prim. Desde el viernes hasta bien entrado el lunes, los altavoces no dejan de emitir música a todo volumen, con centenares de personas que se concentran en este punto entre los barrios de la Verneda i la Pau y Sant Andreu. Las fiestas empezaron el otoño pasado, y desde entonces que no han parado. Ahora, con la llegada del verano, los vecinos han perdido la barrera de las ventanas, que mucha gente deja abiertas para hacer frente al calor.

El teléfono de emergencias 112 no ha dejado de recibir llamadas con quejas por el ruido y los disturbios que provoca la gente que se acerca a estas fiestas. No obstante, desde el vecindario han asegurado que la actuación policial ha sido nula. Ningún desalojo en más de seis meses. "Hemos visto vehículos de la Guàrdia Urbana acercarse, pero daban media vuelta enseguida", ha explicado uno de los vecinos a Betevé.

El conflicto entre vecinos y raveros viene de lejos

La Asociación de Vecinos Sant Andreu Sur también ha denunciado esta situación que, aseguran, hace muchos años que dura. En la zona, junto al descampado de las vías del tren, hay varias naves industriales que parece que los ocupas se van rotando cada cierto tiempo para organizar estas raves de manera ilegal. Sorprende, entonces, que la policía no haya montado un dispositivo para evitar, o, al menos, controlar la celebración de estas fiestas.

Ante los intentos de cese de la actividad, los ocupas se han puesto a la ofensiva y han bloqueado la entrada a la nave, para el que el Ayuntamiento ya ha tramitado una orden de precinto. Ahora, según han explicado, están a la espera de que un juez autorice una entrada y registro que permita a la policía entrar por la fuerza. La propiedad, por su parte, ha denunciado la actividad para poder gestionar el desalojo.