Los vecinos del barrio de Palau-sacosta de Girona están hartos del incremento de robos en chalets que se ha producido durante los meses de otoño. Los ladrones aprovechan que durante este periodo oscurece antes para entrar en casas que están vacías e intentan saquear todo lo que pueden. Cada año pasa lo mismo, pero este último la cosa ha ido a peor. Si en noviembre de 2023 solo se habían registrado cinco robos, el de 2024 se registraron doce, lo que significa más del doble y un asalto cada dos o tres días. Más allá de uno pocos bloques de pisos en una zona concreta, la mayoría del barrio está formado por casas, cosa que supone que más del 90% de las 5.000 personas que viven allí lo hagan en chalets, siendo más vulnerables.
Los ladrones acceden al domicilio cuando no suele haber nadie. Primero llaman al timbre y, si ven que nadie contesta, se dirigen a la parte posterior de la casa. Desde el jardín de atrás, escalan hasta el primer o el segundo piso y entran forzando alguna puerta o ventana haciendo palanca. Si les salta la alarma, actúan en pocos minutos antes de que llegue la policía, pero si no salta se pueden entretener un rato en saquear las viviendas. Normalmente, su objetivo son dinero, joyas y cosas pequeñas que se puedan guardar en una mochila.
Los vecinos, preocupados con el incremento de robos
La preocupación y el temor entre los vecinos es evidente y, por eso, la pasada semana se reunieron con representantes del Ayuntamiento y de los cuerpos de seguridad. Los expresaron sus inquietudes, como el hecho de que la recogida puerta a puerta puede ayudar a los delincuentes a saber qué viviendas están libres o el incremento de robos aprovechando los partidos del Girona, ya que la afluencia de personas en la zona facilita que los ladrones puedan pasar desapercibidos. También el temor que en algunos casos los asaltantes han dejado la puerta abierta en el momento de escapar, con la posibilidad de que se meta algún ocupa.
Los residentes en el barrio, que tiene un grupo de WhatsApp para comunicarse y alertar de robos o personas sospechosas, ya han tomado medidas como instalar alarmas o cámaras de seguridad, pero no es suficiente. Por eso, reclaman que los lectores de matrículas que se instalaron en la zona en 2020 se arreglen, ya que hace tiempo que no funcionan, tal como reconoció el subinspector Rafael Aguilera, de la Policía Municipal, durante el encuentro. La concejala de Seguridad, Sílvia Aliu, ha asegurado que ya está habiendo un incremento en el patrullaje una vez solucionado el conflicto que tenían con el cuerpo policial local. Por su parte, Albert Estrach, jefe de seguridad ciudadana de los Mossos, ha reconocido que se ha detenido a dos ladrones relacionados con estos robos.
Un problema habitual en muchas urbanizaciones de Catalunya
El caso del barrio de Palau-sacosta de Girona no es lo único. Son muchas las urbanizaciones de Catalunya que durante los meses de otoño e invierno, aprovechando que oscurece antes y que hacia las seis y siete de la tarde todavía hay muchas viviendas vacías, sufren un incremento de robos. Los más vulnerables son los barrios alejados del centro urbano y que, en su mayoría, están formados por chalets, como es el caso de la urbanización del Pinar de Reus, donde los vecinos han denunciado una situación muy similar.