Conmoción en Inglaterra por la trágica muerte de un niño de 8 años después de recibir un tiro en la cara y en la cabeza. Los hechos, según ha dado a conocer a la policía de Cumbria, se produjeron minutos antes de las tres de la tarde en una granja en la zona de Warcop, al norte del país. Los servicios de emergencias recibieron una llamada telefónica alertando que había un menor gravemente herido por arma de fuego en la propiedad y rápidamente se activaron efectivos policiales y sanitarios hasta el lugar. Un helicóptero medicalizado evacuó al niño hasta un centro hospitalario, mientras los efectivos policiales requisaron el arma y detuvieron a un hombre de 60 años, presunto autor del tiro, acusado de un delito de lesiones corporales graves.
Con el paso de las horas, sin embargo, las lesiones del menor fueron cada vez a peor hasta que ha acabado muriendo de madrugada. Eso ha provocado que la acusación hacia el hombre detenido, quien se encuentra a las dependencias policiales y a quien se ha interrogado para saber el cual pasó, se haya vuelto en un homicidio por negligencia grave. La principal hipótesis de los investigadores que se han hecho cargo del caso, por ahora, es que se trataría de un disparo accidental. A causa de la edad de la víctima y al hecho de que la investigación está en sus primeros pasos, la policía inglesa todavía no ha querido facilitar las identidades del menor y del detenido, ni tampoco cuál es la relación que tenían entre ellos.
Otro disparo accidental se cobra la vida de un niño de 8 años en Estados Unidos
En Estados Unidos, accidentes mortales con armas de fuego como el de Inglaterra son bastante habituales y en muchas ocasiones las víctimas también son menores de edad. En Utah, hace solo unas semanas, se produjo uno que también le costó la vida a un niño de 8 años. En este caso, la madre dejó al menor solo en el coche un momento para entrar en una estación de servicio, sin tener en cuenta que había dejado su pistola bajo el asiento. El niño la cogió jugando y se disparó en la cabeza de manera accidental. Cuando la madre oyó el tiro ya era demasiado tarde y los servicios de emergencias no pudieron hacer nada para salvarlo.