Suspenso en civismo para los estudiantes que esta última semana han realizado los exámenes de evaluación del bachillerato para el acceso a la universidad (EBAU) en Madrid. La finalización de las pruebas, el jueves pasado, se tradujo en la organización de un macrobotellón que ha contado con cargas policiales, coches destrozados, basura y mobiliario público estropeado.
El macrobotellón, que concentró a más de un centenar de jóvenes, tuvo lugar en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Concretamente, en el campus de la Ciudad Universitaria y en los alrededores de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM. Los servicios de limpieza, que son los que han sufrido la resaca de la celebración, han estado trabajando desde primera hora de la mañana con el fin de recoger los escombros y la basura, como botellas, bolsas de plástico y otros objetos que los estudiantes habían tirado en el suelo.
Amplio dispositivo policial para evitar incidencias
Esta no es la primera vez que las universidades madrileñas sufren las ganas de fiesta y de enloquecimiento de los estudiantes que justo acaban el curso y empiezan las vacaciones. Por este motivo, aunque el número de alumnos que se examinaban en las EBAU este año era ligeramente menor que en anteriores convocatorias, el Ayuntamiento de Madrid desplegó un amplio dispositivo policial, de 100 agentes, con el fin de evitar que, precisamente, la situación se descontrolara, tal como había sucedido anteriormente. Según ha declarado Inmaculada Sanz, la delegada de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, este último macrobotellón no ha tenido "nada que ver, en términos de dimensión, con el que se produjo otros años", aunque los incidentes ocurridos a lo largo de la noche sí que hacían recordar fiestas anteriores.
Tal como ha explicado la delegada, las personas fueron llegando a lo largo de la noche, pero los comportamientos violentos no empezaron hasta la una de la madrugada, cuando la reunión improvisada ya tenía más de un centenar de asistentes. En aquel momento, la Policía Municipal de Madrid empezó a desalojar a los estudiantes, pero estos, que querían continuar con la fiesta de todos modos, adoptaron un comportamiento agresivo con las autoridades, llegando incluso a lanzarles objetos, motivo por el cual el cuerpo policial cargó contra los presentes. A consecuencia de estos actos vandálicos y enfrentamientos, cuatro miembros del cuerpo policial resultaron heridos, aunque su estado es leve. Aparte de lanzar objetos a la policía, los estudiantes también se dedicaron a destrozar los coches que estaban aparcados cerca de la zona donde se habían reunido, así como a estropear mobiliario urbano y a ensuciar el espacio con basura.
Los servicios de emergencias atendieron a 60 estudiantes
El servicio de transporte sanitario, conocido como SAMUR, atendió a una sesentena de estudiantes a causa de las grandes ingestas de alcohol que hicieron a lo largo de la noche. De esta sesentena de personas, ocho de ellas presentaban un estado más grave que el resto; tres de estas fueron trasladadas al hospital a causa de sufrir intoxicaciones etílicas y contusiones derivadas de las cargas policiales.