Susto en un bar de la calle Numància de Barcelona. Según ha podido saber ElCaso.com, un sin techo ha entrado con un cuchillo de grandes dimensiones, de una hoja de unos treinta centímetros, en el establecimiento, ha amenazado a los clientes y los propietarios y ha sembrado el pánico. Los hechos han tenido lugar este lunes, 19 de mayo, al mediodía poco antes de las tres de la tarde, cuando la terraza estaba llena de gente comiendo y tomando el café tras la comida principal del día. Los Mossos d'Esquadra han recibido la alerta, han intervenido y han detenido al hombre de 45 años, con catorce antecedentes, en el mismo lugar del incidente.

El hombre se ha paseado por la calle con el cuchillo antes de entrar en el bar

Pero antes de este ataque en el bar situado entre las calles Numància y Berlín de la capital catalana, según han explicado varios testigos a este medio, el individuo se ha empezado a pasear con un cuchillo de grandes dimensiones desde un lado del edificio donde había puesto todas sus pertenencias, llegando a ponerse en medio del carril bici, y después ha picado con el cuchillo una piedra de unos diez centímetros de diámetro. Minutos más tarde, ha dado media vuelta y ha ido directamente hacia la terraza del establecimiento, con el arma blanca y ha amenazado a la propietaria, sin que se pudiera entender lo que decía, balbuceando.

Una vez allí, delante de todos los clientes, la propietaria del establecimiento ha llegado a pensar que la apuñalaría. No entendía nada de lo que decía. Afortunadamente, varias personas han llamado a la policía, que se ha presentado en el lugar y han reducido al hombre. Los agentes de los Mossos d'Esquadra lo han llevado a una esquina de la calle y le han tomado declaración, poco después ha quedado arrestado. La policía catalana, al ser preguntada por este medio, no ha facilitado su nacionalidad. El individuo no era un residente habitual en los chaflanes de la zona, de hecho, según han explicado varios testigos a ElCaso.com, era la primera vez que había llevado todas sus pertenencias y las había dejado esparcidas en una esquina de un edificio de oficinas.