Las aplicaciones de citas y de contactos sexuales de pago han abierto la puerta a nuevos delitos, uno de ellos, la sextorsión: pedir dinero a cambio de no publicar en redes sociales o en páginas web imágenes de contenido sexual.

Este fin de semana se ha conocido que dos hombres, los dos de nacionalidad dominicana y de 23 y 30 años, fueron arrestados por haber participado en la extorsión de dos hombres que habían sido grabados manteniendo relaciones sexuales con una prostituta que habían conocido a la página web NuevoLuquo.com, según ha podido saber, de fuentes de la investigación, ElCaso.com.

Además, la policía también investiga penalmente a la mujer que participaba de los encuentros sexuales, dejándose grabar, para después poder reclamar dinero a las víctimas.

La mujer que aparece a los vídeos, imputada

Los dos arrestados, que ya han quedado en libertad, amenazaron con publicar las imágenes de los hombres manteniendo relaciones sexuales con una mujer, que también está imputada por los mismos delitos. La mujer actuaba como colaboradora de los dos estafadores y facilitó la grabación de las imágenes con el fin de luego poder extorsionar a las víctimas.

Según ha podido saber ElCaso.com, las víctimas fueron reclutadas en una página web de contenido sexual donde se ofrecen servicios de prostitución, NuevoLuquo.com. Los hombres interactuaron con una mujer que ofrecía servicios sexuales y acordaron una cita y cuando quedaron, unos desconocidos grabaron el encuentro.

Reclamaban pagos para evitar publicar imágenes sexuales de las víctimas

En uno de los casos, de la primera denuncia que recibieron los Mossos d'Esquadra, el hombre, de nacionalidad española y de 49 años, recibió un mensaje que le explicaba que tenían imágenes de él y le pidieron, para evitar hacerlas públicas 400 euros primero, amenazando de muerte a la víctima si no pagaba, 620 después, y finalmente 1.000 euros más que la víctima se negó a pagar.

Captura de pantalla de la página web donde reclutaron a sus víctimas / ElCaso.com

Con el fin de extorsionarlo, la víctima incluso recibió fotografías de personas decapitadas y amenazas de muerte tanto para él como para su familia. En la segunda denuncia, un hombre, también de nacionalidad española y de 41 años, asegura que los estafadores le hicieron tres reclamaciones de 500 euros bajo amenaza de hacer públicas las imágenes, así como de hacerle daño a él y a su familia. Un dinero que la víctima pagó.

La pista para encontrarlos: el Bizum y el Ría desde donde querían cobrar

Los Mossos investigaron las dos amenazas y extorsiones y pudieron relacionar el contacto de Bizum -una aplicación para enviar dinero desde el móvil- y de Ría -un servicio de transferencia de dinero internacional- por donde los desconocidos reclamaban el pago con dos hombres, los dos de nacionalidad dominicana, y vecinos de Barcelona, que fueron arrestados el pasado 24 de noviembre, después de ser citados en la comisaría. La cuenta de destino del dinero iba a nombre de una tercera persona, residente en la República Dominicana.

Los arrestados quedaron en libertad pendiente de ser citados por el juzgado de Martorell. En la misma investigación, liderada por los agentes de la UI de Martorell, se imputó también la mujer, la que hacía de cebo de las víctimas y que se ofrecía para ser también grabada para después poder extorsionar a los hombres con la publicación de las imágenes sexuales si no pagaban el dinero que se los reclamaba a los estafadores.

No se descartan más casos

Los Mossos d'Esquadra no descartan que los dos hombres hayan podido participar en otras extorsiones similares, si bien, algunas veces, los hombres extorsionados acaban pagando el dinero que los delincuentes les reclama, y no denuncian, por evitar la publicación de las imágenes y también por su situación personal.

La policía insiste en la necesidad de denunciar hechos como estos con el fin de poder perseguir a los extorsionadores y evitar pagar el dinero que reclaman, recordando que muchas veces la capacidad lesiva de los delincuentes queda solamente en amenaza y muchas veces no se acaba haciendo realidad, a pesar de la sensación que quieren transmitir con sus mensajes.