Santi Laiglesia, el principal sospechoso por la muerte de Helena Jubany en diciembre de 2001, se ha acogido a su derecho a no declarar y no ha querido pronunciar palabra en el juzgado de primera instancia número 2 de Sabadell (Vallès Occidental), donde estaba citado este viernes, 28 de noviembre, a primera hora de la mañana. Por su parte, la Fiscalía Provincial de Barcelona ha pedido para él la medida cautelar de prisión provisional, una demanda a la que se ha sumado la acusación particular.
Laiglesia ya estuvo acusado cuando ocurrieron los hechos, hace 24 años, y la investigación contra él se había archivado; ahora, sin embargo, las nuevas técnicas científicas han permitido detectar ADN suyo en la ropa que llevaba Jubany el día en que la mataron, lo que ha vuelto a poner el foco sobre él. El investigado siempre ha defendido que no había visto a la víctima en los días anteriores a su muerte.
Principal sospechoso desde un inicio
Santiago Laiglesia era el propietario del piso desde donde Helena Jubany fue arrojada al vacío, el 2 de diciembre de 2001, lo que lo convirtió en el principal sospechoso de haberla matado. La víctima, bibliotecaria de 27 años y vecina de Mataró, en el Maresme, apareció muerta en un patio de luces. La investigación determinó que fue drogada antes de ser lanzada desde varios pisos.
La magistrada que instruye el caso reabrió la investigación también contra Ana Echaguibel Rad, la otra principal sospechosa, después de que se encontraran dos perfiles genéticos femeninos —que no eran ni de Jubany ni de Montse Careta— en el jersey que llevaba la víctima el día de su muerte. Los análisis realizados por la Unidad Central de Análisis Científicos de la Policía Nacional, finalmente, descartaron cualquier relación: el ADN encontrado no era "coincidente ni compatible".