Los 25 gatos que viven en la colonia de Llançà (Alto Empordà) han sobrevivido de milagro a un intento de envenenamiento que tuvo lugar la noche del pasado 1 de marzo. La persona, o personas, que han atentado contra la vida de los animales, rociaron todo el refugio con gasolina, con la esperanza de que los felinos se intoxicaran con el producto. La asociación Gatos de Llançà ha denunciado los hechos, y aseguran que esta actuación "no quedará impune".

Los miembros de la asociación se hicieron cargo de la colonia ahora hace cinco meses. La agrupación cuida de los gatos que viven por las calles de la localidad, y encontraron este refugio en octubre. En aquel momento había una treintena de felinos sin esterilizar, que salvaban a placer por la zona de la estación de trenes del municipio. La asociación intervino con la ayuda de los alumnos del instituto de Llançà, proporcionando a los animales comida, casetas y atención veterinaria.

Todo rociado de gasolina

El pasado 2 de marzo por la mañana, cuando algunos de los miembros de la asociación se acercaron para echar un vistazo a la colonia, se encontraron con todo lleno de gasolina. "Estamos muy decepcionadas; han estropeado todo el mobiliario y han atentado contra la vida de los gatos", han denunciado por su cuenta de Twitter. Y es que los delincuentes habían cubierto todo de gasolina, desde las casetas hasta el pienso de los felinos, así como los bidones de agua de donde beben.

Todo el mobiliario de la colonia ha quedado destrozado por la gasolina | ACN.

La asociación Gatos de Llançà ha presentado denuncia delante de los Mossos d'Esquadra para que investiguen los hechos, y piden la colaboración de los vecinos del pueblo para poder encontrar a los responsables de este intento de envenenamiento, para que puedan ser detenidos lo antes posible.

"Estamos aquí no solo para proteger la vida de los animales sin casa, sino también para evitar la proliferación de más gatos de calle", aseguran desde la asociación. Durante los cinco meses que se han encargado de esta colonia, la entidad les ha dado de comer dos veces al día, y se han hecho cargo de esterilizarlos para evitar un descontrol de animales sin hogar. "El control a través de la esterilización es el único método ético para reducir la población", concluyen. Sus tareas también incluyen mantener la zona tan limpia como sea posible para evitar que puedan desarrollar enfermedades.