El caso ha tardado veinte años en poder cerrarse, pero ahora, y cuando quedaban pocos meses para prescribir, se ha podido aclarar quién mató, y cómo, a Juan Manuel Leiva González, un vecino de Reus que en el año 2004 dejó de dar señales de vida. Desde entonces, nadie sabía dónde estaba este hombre, con hijos y hermanos, y una historia de celos de por medio. La denuncia por la desaparición de este hombre quedó sobre la mesa de los agentes de la Policía Nacional desde 2004. En junio de 2021 se encontró un cuerpo sin vida, envuelto en plásticos, en Riudecols, pero no ha sido hasta ahora, en 2025, que se ha podido saber que el cuerpo era el de Juan Manuel. La investigación llevada a cabo por la policía española y los Mossos d'Esquadra, que asumieron el caso del cadáver de Riudecols, ha permitido cerrar el círculo. El capítulo ha terminado con sorpresa. Los Mossos han detenido a una mujer, expareja de la víctima, y han identificado al segundo autor, la pareja actual de la mujer, que murió por causas naturales en 2022.
Una desaparición sin rastro y pistas falsas hacia Francia
Los hechos se remontan al 6 de septiembre de 2004, cuando una mujer denunció en la comisaría de la Policía Nacional de Reus la desaparición de su hermano. Hacía días que no sabía nada de él, y la última vez que se tuvo noticia fue el 3 de septiembre. En su casa se observaron signos de una salida precipitada. Nada hacía pensar que se hubiera marchado voluntariamente, pero los autores del crimen supieron jugar bien sus cartas.
Intentaron simular una fuga voluntaria: hicieron desaparecer el coche habitual de la víctima y lo aparcaron cerca de la estación de tren de Tarragona. Después, se hicieron pasar por testigos anónimos, llamando a los móviles de la víctima y asegurando que lo habían visto en Francia. El objetivo era despistar, ganar tiempo y enterrar las pruebas. La investigación, entonces en manos de la Policía Nacional, no pudo avanzar: sin cuerpo, sin pistas sólidas y con una estrategia, supuestamente, bien diseñada por los autores.
Dieciséis años después, la investigación dio un giro. En 2021, en una finca rústica de Riudecols, se localizaron los restos de un hombre enterrado bajo una manta y una lona, y atado con bridas. El cuerpo estaba escondido en una zona boscosa, en avanzado estado de descomposición. Los Mossos d'Esquadra abrieron una nueva investigación para aclarar la identidad del cadáver y esclarecer las causas de la muerte. Aunque el examen forense reveló indicios claros de criminalidad, no se pudo identificar a la víctima. El estado de los restos óseos y la ausencia de coincidencias genéticas en las bases de datos frenó, de nuevo, el avance del caso. Durante tres años el cuerpo de Juan Manuel Leiva González fue un "sin nombre" más.
En febrero de 2024, sin embargo, el caso volvió a dar un giro de guion. La hermana de la víctima, la misma que había denunciado la desaparición en 2004, se presentó en una comisaría de los Mossos para explicar que un conocido de su hermano había revelado a un familiar los nombres de las personas que lo habían matado. Los datos que dio cuadraban y permitieron a los Mossos reabrir la investigación que desde 2021 estaba parada. Junto con la policía española, los Mossos localizaron a la hija, Jéssica, y se le tomó una muestra de ADN. El análisis permitió confirmar, finalmente, la identidad del cadáver enterrado en Riudecols: era el hombre desaparecido en 2004 en Reus.
La investigación avanza ahora rápidamente
Con el cuerpo con nombre y apellidos y la declaración de la hermana, Sònia, se formó un equipo conjunto de trabajo entre la DIC de los Mossos de Tarragona y la Policía Nacional para investigar a la expareja del hombre hallado muerto en Riudecols y también a la pareja con quien estaba ahora, que habían vivido en una masía a solo 700 metros del lugar donde se encontraron los restos. Un error que será clave para poder cerrar el caso. La mujer engañó al hombre para llevarlo hasta la finca, donde lo esperaban para matarlo. El objetivo, según se ha podido saber ahora, era quedarse con la empresa de extintores que la víctima regentaba. Una vez lo mataron con un arma blanca, envolvieron el cuerpo con sábanas y lo enterraron en una zona boscosa próxima. A pesar del estado de descomposición del cadáver, un segundo análisis forense más avanzado detectó lesiones compatibles con heridas de arma blanca en el húmero y en dos costillas, que coincidían con los cortes observados en la ropa.
La investigación se ha cerrado ahora con la detención de la expareja del hombre, que se ha podido relacionar con los hechos, y el juez que ha tutelado la investigación la ha enviado a prisión, a la espera de que pueda celebrarse el juicio. El otro implicado murió en 2022, supuestamente, por causas naturales. El crimen, que ha estado años enterrado en Riudecols, se ha podido reabrir y parece que se ha podido cerrar.