Después de dos semanas del tiroteo de los 150 disparos que el 7 de enero sacudió el barrio de la Mina, en Sant Adrià de Besòs, y de la Junta de Seguridad Local que convocó el departamento de Interior con la consellera Núria Parlon al frente, y con la alcaldesa, Filo Cañete, desde la conselleria se cree que se ha "pacificado" el barrio y se han evitado "réplicas". Por lo tanto, durante estos días, en los que se han desplegado equipos de orden público 24/7, como el ARRO o la Brimo, no se han producido nuevos tiroteos ni enfrentamientos armados. Esta supuesta "pacificación" anunciada por la consellera Parlon deberá demostrarse si sigue.
Conocedores de la vida del barrio aseguran que el funcionamiento de estos clanes de etnia gitana enfrentados, con el trasfondo del tráfico de drogas, después de hechos como estos, se cierran en casa y es normal que durante semanas, y también coincidiendo con la presión policial, la calma tensa se apodere del barrio. Las mismas fuentes, que trabajan en el día a día investigando los delitos en la Mina, también aseguran que cualquier chispa puede volver a generar un incidente como el del pasado 7 de enero. De momento, y hoy lo han confirmado los mandos policiales, aún no se han realizado detenciones relacionadas con el tiroteo. Los clanes mismos aplicaron la ley de la selva y, de manera pactada entre ellos, expulsaron del barrio a dos miembros de cada familia, pero la policía aún no ha podido detener a los autores. Cabe recordar que una mujer resultó herida por una bala perdida, tal como avanzó ElCaso.com, y se dispararon 150 tiros y se usaron tres pistolas y un arma larga, tal como se pudo comprobar cuando los agentes de la Unidad de Investigación (UI) de la comisaría de Sant Adrià y la DIC de la región Metropolitana Norte realizaron una inspección ocular de la zona.
Saturación en la Mina
Después de la visita exprés al barrio del presidente Salvador Illa al día siguiente de los hechos, y de la reactivación del patrullaje de saturación en la Mina -con menos contundencia de la que los mandos propusieron-, desde el departamento se asegura que ha dado sus frutos y ha contribuido a la "normalización" de la situación en el barrio. "No podemos permitir que estas personas se comporten con impunidad", ha sentenciado sobre los clanes del narcotráfico la consellera Parlon después de la reunión que se ha celebrado esta tarde en Sant Adrià, con la alcaldesa y también el delegado del gobierno español en Cataluña, Carlos Prieto, también socialista como Parlon y Cañete.
El objetivo, ha insistido la consellera, es "que la impunidad no marque la línea de actuación" en el barrio. En este sentido, también se ha pronunciado la alcaldesa, Filo Cañete, que defiende que "quien la hace, la paga" -aunque de momento, no hay ningún detenido. Cañete admite que hay un problema "cronificado" de seguridad que debe resolverse con contundencia: "La Mina nos preocupa y nos ocupa". La consellera también ha anunciado que habrá un refuerzo estructural en la comisaría con las futuras promociones de agentes.
Fuentes policiales han explicado a ElCaso.com que está en marcha una investigación para atacar el fondo de los clanes, pero que se debe trabajar con tiempo y de manera profunda para conseguir las autorizaciones judiciales y poder llegar a la raíz del problema y desmantelar las organizaciones que, por ahora, y sobre todo con los grandes beneficios de la marihuana, han tomado el control de algunas zonas del barrio. "Los atraparemos", ha dicho el siempre contundente y operativo comisario Sergi Pla, aunque sin entrar en más detalles.
Armas sin control en la Mina
Aunque no es ninguna sorpresa, ninguna de las armas implicadas en el tiroteo está registrada a nombre de ninguno de los vecinos del barrio. Toda la información balística recogida por los Mossos d'Esquadra en la zona de los hechos se ha compartido con la Guardia Civil, quien controla las armas, también en Cataluña. Ninguna de las armas que se dispararon esa noche es una de las 136 armas que están en manos de 63 personas domiciliadas en el barrio. No es ninguna sorpresa. Nadie dispara, en un tiroteo como este, con armas que están a su nombre. Esto, claro, pone de relieve algo aún más preocupante: hay armas (al menos cuatro) que no están controladas en el barrio de la Mina. Y los que las tienen, como se vio a principios de mes, están dispuestos a usarlas. El patrullaje durante las 24 horas con equipos de orden público para reaccionar si hay nuevos enfrentamientos, por ahora, continuará.