Diego era un vecino de Gavà (Barcelona) que desapareció en extrañas circunstancias en mayo del 2020. Dos años más tarde, los Mossos d'Esquadra han descubierto que lo mataron y han detenido al presunto autor de los hechos. Aunque todavía no han encontrado su cadáver, piensan que el móvil del crimen era un robo de 80.000 euros por la marihuana.
Diego Vargas Algaba, de 30 años, desapareció en extrañas circunstancias el 11 de mayo del 2020. Explicó a sus familiares que iba a Sant Andreu de la Barca para resolver un conflicto con un exsocio y, a partir de entonces, se le perdió completamente el rastro.
Diego Vargas era narcotraficante y tenía un cultivo de marihuana
Fue entonces cuando lo denunciaron todo en Sant Boi de Llobregat y el caso pasó en manos de la Unidad de Personas Desaparecidas de los Mossos d'Esquadra, que pudieron saber que Diego Vargas era narcotraficante y que tenía un cultivo de marihuana en una nave industrial con la persona que, presuntamente, lo mató, avanza Planta Baixa.
Robo de marihuana valorada en 80.000 euros
Un año antes de la desaparición de este joven de 30 años, alguien robó la droga, que ya estaba cortada y recolectada. La marihuana robada estaba valorada en 80.000 euros. De hecho, por este motivo Diego fue hasta Sant Andreu de la Barca: estaba convencido de que era su exsocio quien estaba detrás de este robo.
Así pues, el móvil del crimen habría sido la desaparición de la marihuana. Después de dos años de investigación, los Mossos han conseguido las pruebas suficientes para detenerlo como presunto autor de los hechos.
A prisión provisional por homicidio con ocultación de cadáver
Ha pasado a disposición judicial acusado de dos delitos: un homicidio y una ocultación de cadáver y se ha decretado su ingreso en la cárcel de manera provisional. El caso está bajo secreto de sumario y, de momento, todavía no han encontrado su cadáver y la investigación continúa abierta para encontrarlo cuanto antes mejor.
Diego fue visto por última vez en Sant Andreu de la Barca
Diego medía 1,8 metros, pesaba 75 kilos, tenía los ojos marrones y el pelo castaño. Fue visto por última vez en Sant Andreu de la Barca hace dos años. Este joven de 30 años estaba en tercer grado penitenciario por delitos relacionados con la seguridad vial como, por ejemplo, conducir sin carné. Ha dejado huérfanos dos niñas de tres y cinco años.