El miércoles pasado, sin ningún tipo de duda, fue el peor día de un traficante de marihuana de 23 años que regentaba un narcopiso en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). De buena mañana se despertó con la casa llena de humo y llamas, y a duras penas pudo escapar de un incendio fortuito, cuyo origen no ha quedado claro. Sobre las diez de la mañana, los servicios de emergencias alertaron a la Policía Local, a los Mossos d'Esquadra, a los Bombers de la Generalitat y al Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM), de que en la calle Astúries había una vivienda quemándose.

Cuando llegaron, encontraron al joven inquilino, de cuya nacionalidad los Mossos no han querido informar, quien les explicó que el incendio lo había sorprendido mientras dormía, pero que había conseguido salir sin hacerse daño. Los efectivos de los Bombers apagaron el incendio, que no era muy grande, en poco rato, y entonces entraron los agentes de la policía catalana para inspeccionar las estancias. Su objetivo, en principio, era determinar el origen del fuego, pero se llevaron una sorpresa.

El incendio revela un narcopiso especializado en marihuana

Distribuidos en más de 40 bolsas envasadas al vacío, encontraron más de 50 kilos de marihuana ya preparada para la venta, así como 99 gramos de hachís, con un valor aproximado en el mercado ilícito que sobrepasaría los 350.000 euros. En una de las habitaciones, también localizaron una pistola con munición.

A raíz de este hallazgo, la Unidad de Investigación de la comisaría de Cerdanyola se hizo cargo de las actuaciones y pidió una orden judicial de entrada y registro para poder requisar la droga localizada. Con respecto al inquilino, quedó detenido acusado de un delito contra la salud pública en la modalidad de tráfico de drogas y de otro de tenencia ilícita de armas. Al día siguiente del arresto pasó a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Cerdanyola.