Una mujer ha sido condenada a 22 años de prisión por haber prostituido de manera continuada a su hija de 12 años aprovechando que la niña sufre una discapacidad intelectual. La víctima residía en un centro de acogida cuando ocurrieron las agresiones, y la madre se la llevaba durante las horas de visita a casa de un hombre y lo obligaba a dejarse hacer por él.
Tanto la madre como el presunto violador fueron condenados en junio del año pasado por la Sección Séptima del Audiencia Provincial de Málaga con sede permanente en Melilla por un delito continuado de abusos sexuales y por prostitución de menores de 16 años. Los dos condenados han recurrido la sentencia alegando un error de valoración de las pruebas. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla ha desestimado el recurso y ha ratificado las penas impuestas.
La madre cobraba 30 euros después de cada violación
Durante un año la víctima fue sometida a violaciones casi cada semana. Según el diario El Faro de Melilla, la niña vivía en un centro asistencial, pero su madre tenía un régimen de visitas que le permitía llevarse a su hija durante unas horas los fines de semana. Según ha relatado la víctima, durante estas salidas la condenada la llevaba a casa de un amigo suyo y la obligaba a "satisfacer sus deseos sexuales".
El hombre, que era consciente tanto de la edad de la víctima como de su discapacidad, la llevaba a su habitación y procedía a "desnudarla, besarla y a tocarle los pechos y las zonas íntimas" mientras se masturbaba, todo a cambio de unas cantidades de entre 25 y 30 euros que pagaba a la madre después de cada encuentro. Según la niña, después de terminar con ella le daba un billete de 5 euros por sus servicios.
Secuelas psicológicas
Esta situación se prolongó durante un año. Los trabajadores del centro de acogida notaron un cambio de actitud en la menor y, después de insitir varias veces, consiguieron que les relatara lo que sucedía. La víctima fue evaluada por dos psicólogos que han asegurado que sufre "síntomas ansiosos-depresivos, problemas conductuales, dificultad a la hora de dormir, pensamientos suicidas, además de sentimientos de humillación, culpa, pérdida de autoestima e impotencia."