Portbou. Seis de la mañana. Los agentes de la Unidad de Extranjería de la Policía Nacional inician sus patrullajes previos a la llegada de los primeros trenes desde Cerbère y Barcelona. Las primeras horas son claves, no solo para controlar la frontera ferroviaria, también para interactuar con la Policía Nacional francesa, que devuelve algunos extranjeros irregulares que habrían cruzado al otro lado procedentes, supuestamente, del área de Girona. A medida que pasan las horas, y nada más llegar las nueve, ya se han iniciado los primeros intercambios de personas en situación irregular entre Francia y España. Finalizan su recorrido o hacen parada en los últimos andenes gerundenses algo más de una treintena de convoyes al día. La Policía Nacional, en sus competencias de Extranjería, inspecciona los trenes uno a uno, contando con la complicidad de los vigilantes que alertan si se ha producido algún altercado entre los pasajeros. Son algo más de veinte agentes, una plantilla más reducida de lo que sería idóneo, y comienza el patrullaje por uno de los complejos internacionales más importantes en su día, actualmente abandonado y paralizado en el tiempo.

Patrullaje, sin documento e identificación

El jefe accidental de Portbou, el subinspector H., ha realizado previamente la reunión de planificación del día con su equipo. Ha asignado una labor a cada agente. Llega otro tren. Son las 9.46 horas. ElCaso.com acompaña a los seis agentes que esperan en el andén de los trenes procedentes de Barcelona. Para y bajan los primeros viajeros. Unos policías entran a hacer una inspección atravesando los vagones de un lado a otro, mientras el resto revisa a los pasajeros que descienden al abrirse las puertas. La mayoría son ciudadanos franceses, pero también de origen magrebí, en este caso, de vuelta a Francia por la ruta de bajo coste que evita el paso por La Jonquera y la alta velocidad hacia Lyon, Marsella y París. Los policías nacionales piden documentos de identidad a algunos pasajeros. Todo está en orden, no es habitual, pero no se requerirá activar el protocolo. La policía francesa llega poco después, en un coche sin logotipar, con un hombre, en virtud del acuerdo de readmisión vigente. Comienza el proceso de identificación.

 

El procedimiento para identificar a una persona en territorio español es algo más complejo de lo que se cree, tanto es así que en nuestros DNI o NIE aparece, por ejemplo, quiénes son nuestros padres, detalle que no se plasma en otros países. Según explican fuentes policiales a este medio, hacen falta un mínimo de doce características únicas -como pliegues o líneas diferenciales- en la huella dactilar para considerar a una persona completamente identificada, requisito que desciende a seis u ocho en Estados de nuestro entorno. Este alto grado de precisión también se observa en extranjeros que preguntan, en más de una ocasión, por qué tienen que facilitarles el nombre de sus progenitores u otros datos que, como se ha dicho, todos llevamos en nuestros carnets de identidad. Pero volvamos al caso del hombre entregado por la policía francesa. Comprobaron y no portaba ningún tipo de acreditación, no salía en los registros. ¿Qué sucede entonces?

Dos agentes de la Policía Nacional inspeccionan uno de los trenes que llega desde Barcelona, en la estación de Portbou / CM

"Como se encuentra en situación irregular vamos a proceder a su detención por Extranjería por el artículo 53.1 a. Vamos a asignarle un número de NIE, apuntaremos los datos que nos ha manifestado y le incoaremos un expediente de expulsión y avisaremos al abogado. Una vez que se le incoe, quedará en libertad", explica el subinspector. El hombre fue conducido a los calabozos y los agentes le preguntaron si había comido. Muchos pasan días sin ingerir ningún tipo de alimento y se les proporcionan unas bandejas con platos precocinados variados. Faltan diez minutos para el próximo tren, este procedente de Francia. La Policía Nacional inspecciona la estación, encuentra un ciudadano comunitario que, al documentarse, se le revisan los antecedentes que pueda tener. Anuncian el convoy francés por megafonía.

Llega el tren de Francia: solicitantes de asilo y detención por narcotráfico

La Policía Nacional tiene una regla no escrita: entra en los trenes españoles, pero no en los franceses, en estos se solicita la documentación en las puertas de salida de viajeros. Los nacionales franceses presentan sus carnets oficiales. Todo está en orden, más aún en virtud de las reglas de libre circulación del espacio Schengen europeo. Varios agentes encuentran a cuatro sospechosos y alertan al jefe accidental de Portbou, que está lidiando, con extrema paciencia, con un joven que da diferentes versiones: primero había perdido su identificación y luego se la habían robado. Entre los otros cuatro chicos, hay dos de ellos con solicitudes de asilo en países de la Unión Europea. Conducen a los cinco a comisaría y les hacen las correspondientes comprobaciones. Dos reflejan nerviosismo, mientras otro se mueve con aparente soltura entre los policías. Está tranquilo y dice no haber hecho nada, es el que no lleva ningún tipo de credencial. Cuatro de los cinco quedan en libertad después de ser registrados y con un documento que acredita que los pararon y fueron registrados en la estación gerundense.

 

Los agentes de Extranjería cotejan los datos del último chico, el que dijo no tener ningún tipo de documento, tras tomarle las primeras huellas digitales con el sistema de identificación rápida. Hay resultados y está registrado. Comienza la investigación preliminar para cruzar los datos con otros cuerpos policiales. "Nosotros vemos sus datos, nombres y apellidos que nos aparecen y el número de persona que asigna la Policía Nacional cuando se realiza una detención en alguna ocasión. Sin embargo, también nos aparece número de los Mossos d'Esquadra en este caso, así que este chico también ha sido detenido por ellos", relata el subinspector. Lo han encontrado: está buscado por un juzgado de Barcelona por tráfico de drogas. "Vamos a proceder a su detención, hacer el oficio y mandarlo al juzgado de guardia de Figueres", sentencia. El arrestado es, según ha podido saber ElCaso.com, un joven de nacionalidad marroquí. Como en el caso anterior, antes de pasar a los calabozos, los policías vuelven a preguntar si ha comido.

Al mediodía siguen llegando trenes, a los que por la reducida plantilla no logran atender al tener que estar identificando a los sospechosos. Posiblemente, la falta de efectivos en sus áreas competenciales es una de las demandas históricas que los sindicatos de la Policía Nacional reclaman al Ministerio del Interior, juntamente con la consideración de profesión de riesgo que nunca llega. En lo que respecta a la Ley de Extranjería, tiende a ser modificada por cada Gobierno y los agentes, sea para dejar en libertad o para detener a un individuo, la cumplen con cambios constantes por parte de los legisladores, especialmente en puestos fronterizos como el de la última ciudad costera gerundense.

Portbou sigue como hace 50 años, cuando se paró el tiempo en esa estación que estuvo en la cúspide internacional ferroviaria durante décadas. Los delincuentes aprovechan para cruzar a Europa por allí, como lo hacían o intentaban antes los contrabandistas, pero no el crimen organizado a gran escala o las organizaciones terroristas que utilizan, supuestamente, vías principales con más dificultad para colocar controles como la autopista por La Jonquera. No obstante, cabe recordar que en estos andenes detuvieron en febrero de 2010 al etarra Faustino Marcos Álvarez, portando siete cartuchos para un revólver en su ropa interior y 5.000 euros en las plantillas de los zapatos. Los convoyes siguen atravesando los túneles mientras los agentes vigilan en una frontera administrativa ahora menos conocida, más allá de La Jonquera o de la estación de Figueres.