Roger L.S., el exmilitar de 19 años y nacionalidad española que este sábado abatió a tiros al responsable del Club de Tir de Granollers, en Canovelles (Barcelona), y que pudo escapar de los Mossos d'Esquadra y fue arrestado por la Policía Nacional en Murcia, a la estación de trenes, hoy ha pasado a disposición judicial y el titular del juzgado de instrucción 5 de Murcia lo ha enviado a la prisión sin fianza. Todas las pruebas que hay contra él han hecho fácil la decisión del magistrado.

Ahora la investigación, sin embargo, seguirá en Granollers, donde el juzgado de guardia de la capital del Vallès Oriental seguirá con las diligencias del crimen del club de tiro. Está imputado por los delitos de homicidio o asesinato, dos detenciones ilegales, delito de tenencia ilícitas de armas y delito de resistencia o atentado en conexión con delitos leves de lesiones, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Murcia.

La huida y detención de Roger L.S.: de Canovelles en Murcia

El hombre abrió fuego contra el encargado del armero y escapó, con un coche, hasta Barcelona. Antes de salir del club de tiro robó dos armas cortas, una pistola y un revólver, y también llevaba encima un arma blanca. A punta de pistola secuestró a dos jóvenes en la zona alta de Barcelona, obligándolas a llevarlo hasta Murcia, conduciendo toda la madrugada más de 500 kilómetros. Las jóvenes, en una estación de servicio donde se detuvieron, pudieron alertar a la policía. El hombre les había dicho que las dejaría a una estación de autobuses, desde donde quería seguir escapando.

Con la alerta en marcha, agentes de la UPR de la Policía Nacional se desplegaron en varios puntos de la capital para intentar localizarlo. Lo hicieron a la estación de Carmen, donde estaba sentado en la sala de espera, rodeado de más gente. El hombre intentó escapar e incluso abrir fuego contra los policías, pero los agentes fueron más hábiles para poder inmovilizarlo y se hicieron con las dos pistolas que llevaba encima.

Roger L.S., el pistolero de Canovelles, sale de la comisaría de la Policía Nacional de Murcia / EFE

Ya detenido, preguntó cómo es que no habían abierto fuego contra él; él no habría dudado, aseguró. Los dos agentes que participaron en la detención han explicado que en aquel lugar, por como estaba situada la gente y el objetivo, el Roger L.S., hacía inviable incluso sacar el arma; todo el mundo se habría levantado creando una situación de peligro para todas las personas que había en la sala de espera de la estación, unas treinta personas.