El piloto del helicóptero de la Dirección General de Tráfico (DGT) que se estrelló el pasado domingo en Madrid ha sido detenido por la Guardia Civil. Y es que el control de alcohol y drogas en lo que lo sometieron dio positivo en cocaína y metanfetaminas, motivo por lo que ha quedado acusado de un delito contra la seguridad aérea.
El accidente ocurrió en torno a las once del pasado 5 de febrero, cuando el piloto intentó realizar una maniobra de aterrizaje de emergencia que se torció y acabó con la aeronave estampada en el suelo, cerca de la localidad madrileña de Robledo de Chavela. En el interior viajaban dos personas, el piloto y un funcionario de la DGT que, afortunadamente, salieron prácticamente ilesas, solo con heridas leves, gracias a que en el momento del incidente no se encontraban a gran altura.
Intentó huir de la Guardia Civil
Al lugar del accidente se desplazaron una dotación de los Bomberos y una ambulancia de los Servicios de Urgencias Médicas de Madrid (SUMMA). Después de dar una primera asistencia in situ a los dos accidentados, y de asegurarse de que no sufrían heridas de gravedad, la atención se desvió hacia los restos del helicóptero, completamente destrozado a causa del incidente. Aprovechando este momento, el piloto se marchó caminando por el campo donde se habían estrellado, hasta llegar a un pueblo de los alrededores donde se escondió en casa de unos parientes.
Sin embargo, este intento de huida se vio frustrado. Los agentes de la Guardia Civil le encontraron al cabo de poco tiempo, y le sometieron a un drogotest que dio positivo. Según ha adelantado el diario ABC, el piloto es consumidor habitual de cocaína, y en el momento del accidente tenía una gran concentración de esta sustancia en sangre. Quedó detenido inmediatamente y apartado de su puesto de trabajo. El helicóptero que se estrelló es un modelo Pegasus que la DGT utiliza para controlar las carreteras y detectar las imprudencias de los conductores.