Una de las peores experiencias que se pueden vivir es que te detengan por error. Ver cómo te encierran en la cárcel por una cosa que no has hecho y no poder hacer nada. Eso es el que le ha pasado a una chica de brasileña de 23 años que ha tenido que pasar tres días en los calabozos de una comisaría de Oviedo y una noche en prisión hasta que se han dado cuenta de que todo era una confusión y ha salido en libertad. La pesadilla que ha tenido que vivir durante estas horas, sin embargo, ya no le saca a nadie.
Todo empezó el pasado 6 de octubre en el parque Juan Pablo II de la capital de Asturias. Un niño de 5 años estaba jugando cuando su abuela vio cómo una chica pelirroja se acercó a él, le dio la mano y se lo intentó llevar. La mujer fue hacia la joven y empezó a pelearse con ella para que soltara al niño. Después, fue a una comisaría de Policía Nacional y puso una denuncia por un presunto intento de secuestro. Los investigadores, con la declaración de la abuela, empezaron a buscar a la supuesta autora de los hechos.
Detenida una chica por error
Al cabo de unas horas, la policía sospechó de una chica brasileña de 23 años, también pelirroja, a quien vieron cuando paseaba por la calle con su pareja. La identificaron y la dejaron marcharse. Al día siguiente por la mañana, sin embargo, fueron a su casa y la detuvieron. La policía le había enseñado una fotografía de la chica a la abuela del niño y ella la había reconocido. La joven, a pesar de acreditar que en el momento de los hechos no estaba en el parque, pasó tres días encerrada en los calabozos de la comisaría, hasta que finalmente el juez la envió a prisión como presunta autora de un intento de secuestro.
Entre rejas, la chica vivió una auténtica pesadilla. Según ella misma ha explicado a La Nueva España, a duras penas podía comer y dormir. "Pasé mucho miedo", recuerda. No paraba de llorar y pensaba que nunca saldría en libertad, cuando todo dio un giro inesperado en menos de 24 horas. Una chica de 15 años, acompañada por su madre, se presentó en una comisaría y aseguró que había sido ella la persona que había cogido al niño de la mano y quien había discutido con la abuela. Había visto a los medios que una chica inocente había ingresado en prisión y fue a las dependencias policiales para aclararlo todo.
Según la menor explicó a los policías, había visto al niño jugando solo y le cogió la mano para acompañarlo hasta donde estaban los otros niños para que jugara con ellos. La abuela, sin embargo, se pensó que lo intentaban secuestrar y entró en pánico, acusando por error a la mujer brasileña porque se le parecía mucho físicamente. Ante esta situación, la detenida fue puesta en libertad, pero ya nada es igual. Tiene pesadillas, ataques de ansiedad y miedo a salir a la calle. Además, la han despedido del bar donde trabajaba como camarera y, cuando saben que ha estado en la prisión, aunque fuera un día y por error, nadie la quiere contratar. Por eso, sus abogados piden que se asuman las responsabilidades del error.