Lo que pretendía ser el cumplimiento de un sueño se convirtió rápidamente en una pesadilla para Iris, una joven de 26 años de Girona que el pasado septiembre cogió un avión rumbo a Kenia con la intención de pasar un mes ayudando como voluntaria en un orfanato. Nada más llegar, ya se dio cuenta de que alguna cosa no iba como debía; según sus sospechas, la fundación con la que viajó a Nairobi, capital del país africano, era en realidad una red de tráfico de personas que querían captarla como una víctima más.

Afortunadamente para Iris, y según ha adelantado El Periódico, su instinto hizo que decidiera regresar a Catalunya solo 24 horas después de aterrizar, escapando, así, de una terrible situación que podría haberse convertido en un verdadero infierno.

De ir a ayudar a un orfanato, a pasar la noche en una mansión

Después de un largo viaje en avión que incluyó una escala en Ámsterdam, Iris llegó al aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi con dos horas de retraso. Además, no encontraba las tres maletas llenas de donaciones que llevaba para los niños del orfanato. Un hombre que había conocido durante el vuelo se ofreció a ayudarla, y también fue esta persona quien hizo venir a los miembros de la fundación Fountain of Grace, la organización con la que quería colaborar Iris, que no se habían presentado en el aeropuerto para recogerla.

Eso fue la primera señal que puso en alerta a la joven. Para cuándo llegó la coordinadora de la fundación, acompañada de su marido, ya se había hecho tarde, y los dos sugirieron a Iris que pasara la noche en su casa. "Yo iba a un orfanato, donde eran muy pobres y no tenían para comer, y acabé en una casa muy lujosa", ha explicado la chica al citado medio. Al día siguiente dijo a la coordinadora que quería volver a Catalunya, pero esta insistió en ir al supuesto orfanato, porque la directora tenía un mensaje para ella.

Sobre esta visita, ha explicado que "No me dijo nada. Solo me enseñó el patio, donde había un único niño muy asustado, y se me abrazó muy fuerte, de una manera que no era normal". Además, durante el trayecto al orfanato, la coordinadora le cogió el móvil y borró los pocos contactos que tenía en Nairobi, diciendo que no podía fiarse de nadie, solo de ella.

Escapa por los pelos llegando al aeropuerto

Después de eso, Iris pidió otra vez irse a Catalunya, diciendo que su abuelo estaba muy enfermo y que tenía que volver. La llevaron a una caseta junto al aeropuerto, que supuestamente era un cuartel de la policía, pero allí le dijeron que tenía que entregar todo su dinero y la documentación, sin darle ninguna explicación al respecto. Viendo que estaba siendo engañada, Iris corrió hacia el edificio del aeropuerto, donde pidió ayuda a un miembro del personal.

Más adelante, una vez consiguió volver a casa, le comunicaron que la fundación Fountain of Grace no consta en ningún sitio, y que tampoco pudieron encontrar ninguna documentación relativa a los huérfanos, que podrían ser "niños robados". Fue el trabajador del aeropuerto Jomo Kenyatta quien le dijo, después de que Iris le explicara lo que había pasado, que, con total seguridad, aquella gente lo que quería era meterla en una red de tráfico de personas.