Un perro ataca a su dueño cuando paseaban cerca del cementerio y, el propietario, acaba denunciado por la policía. Esto pasó en la ciudad gallega de Lugo el pasado lunes 12 de junio, cuando los agentes de la Policía Local recibieron una llamada en la Sala del 092 por parte de una tercera persona que, aparentemente, pasaba por allí y aseguraba que un cánido estaba agrediendo con fuerza a un hombre. Con esta información, la Unidad Territorial de Policía de Barrio llegó hasta el lugar y encontró a la víctima dentro de su coche y con los brazos y las manos llenas de sangre.

Los agentes allí desplegados solicitaron la intervención de una ambulancia del servicio de Emergencias 061 de Galicia. Al llegar, los facultativos sanitarios asistieron al herido que finalmente fue trasladado a un centro médico por la gravedad de las lesiones que le provocó a mordiscos su propia mascota. El perro, según ha apuntado el diario El Progreso, fue localizado por los policías locales en la puerta de acceso del cementerio y se trata de un Stafordshire Terrier, un perro considerado de raza potencialmente peligrosa. El animal también tenía restos de sangre en el pecho, en el hocico y las extremidades.

El dueño acaba malherido y denunciado por la policía

Una vez encontrado el perro, este fue capturado por el servicio correspondiente, que se hizo cargo del animal y lo trasladó a sus instalaciones, donde continúa. Pero más allá de la agresión que provocó que el propietario acabara malherido y trasladado a un centro médico, después de que los agentes confirmaran la identidad del cánido por el microchip el hombre fue denunciado por la policía. La pregunta es: ¿por qué lo demandaron tras quedar lesionado por su propia mascota?

El hombre no tenía en regla al animal. Así lo ha explicado el medio citado, que recoge las declaraciones del portavoz del cuerpo policial, el individuo había suscrito el seguro de responsabilidad civil obligatorio, pero no la licencia municipal por la tenencia del perro y tampoco estaba inscrito en el registro municipal, cosa que es obligatorio en la ciudad por la normativa vigente. Pero hay una última: era un perro de raza potencialmente peligrosa e iba sin el bozal por la calle. Por ello, también fue sancionado.