El pasado 3 de marzo los Mossos d'Esquadra detenían a un matrimonio por haber secuestrado presuntamente a sus hijos durante años, aislándolos del mundo exterior en una masía a las afueras de Arbúcies (la Selva). Después de pasar a disposición del Juzgado de Santa Coloma de Farners, los padres quedaron en libertad y los hijos, una chica de 24 años y un chico de 18, volvieron voluntariamente con ellos. Ahora, el abogado de la familia asegura que se trata de un malentendido, y que la pareja nunca secuestró a sus hijos; la razón de su aislamiento es el síndrome de hipersensibilidad electromagnética que sufre la madre, por lo que "huyen de las ondas radioeléctricas", alejándose de los núcleos urbanos.

Quien alertó de la anómala situación en la cual vivían fue la hija mayor. La joven consiguió escaparse de casa y pidió ayuda a unos vecinos, explicándoles que ella y su hermano llevaban años encerrados e incomunicados, y solo salían para acompañar a los padres a hacer la compra. Ante esto, los vecinos decidieron acompañarla a la comisaría de la Policía Local de Arbúcies para que denunciara. Finalmente, la chica no presentó ninguna denuncia, pero los padres se encuentran bajo investigación como presuntos autores de los delitos de maltrato, violencia doméstica continuada y abandono de familia.

Aislados por una enfermedad de la madre

El abogado de la familia, Pau Simarro, ha asegurado en declaraciones a TV3 que "No es verdad que estén aislados y no tengan contacto con el mundo exterior como si fuera una cosa demoníaca". Según sus afirmaciones, la madre fue diagnosticada hace años del síndrome de hipersensibilidad electromagnética, y viven aislados por precaución. Cuando la hija declaró ante la policía, explicó que no tenían ni televisión ni teléfonos móviles, y tampoco tenían acceso a redes sociales. "Eso no es exactamente así", ha dicho Simarro. "Tienen acceso a las redes a través del ordenador, y tienen teléfono fijo, pero no móvil porque evitan el wifi".

También ha aclarado que los jóvenes no están escolarizados porque el matrimonio quería enseñarlos en casa, para lo que están cualificados por sus formaciones profesionales, él de ingeniero y ella de maestra y psicóloga. A pesar de estas explicaciones, el hecho de que los hijos no tengan DNI o tarjeta sanitaria, ni ningún informe médico o registros de haber acudido alguna vez a un CAP, hace que la investigación continúe en marcha para aclarar cómo es que los jóvenes no tienen la documentación necesaria para acreditar su existencia.

Feligreses de la iglesia evangélica

Tanto la familia como su abogado pertenecen a la iglesia evangélica, hecho que Simarro ha aprovechado para argumentar que, a pesar de vivir muy apartados y sin mucha comunicación con el exterior, técnicamente no están aislados, ya que se reúnen con el resto de feligresas los domingos. "Congregarse también quiere decir socializar", ha añadido. A estas alturas, tanto los padres como los hijos están pendientes de declarar ante el juzgado. Cuando eso pase, el abogado está seguro de que se aclarará la situación y los padres quedarán exculpados de cualquier cargo. "Solo hubo un malentendido, unas desavenencias en casa no graves y que la chica se marchó enfadada. No había ninguna situación de emergencia".