Este jueves por la mañana ha continuado el juicio contra Brian Raimundo, el hombre de 24 años que, supuestamente, la noche de la Castanyada de 2021, en Igualada, violó e intentó matar a una chica de 16 años que salía de una discoteca de la capital de la Anoia. Después de tres sesiones, donde se han escuchado los testimonios y también los agentes de los Mossos que llevaron a cabo la investigación del caso, hoy ha sido el turno de los peritos, los que atendieron a la víctima en los primeros momentos de la investigación —y cuando declaró la chica— y también uno de los agentes de los Mossos de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS), especialista en análisis de la conducta de criminales.

"Nunca había visto una agresión así"

El analista de la UCAS de los Mossos, Xavier Álvarez Llaberia, ha explicado, en un testimonio que ha helado la sala, que la agresión que sufrió la chica fue muy grave. "Nunca había visto una agresión sexual así", ha asegurado. Y este agente de la policía catalana ha visto de todo. Esta unidad de los Mossos analiza todas las agresiones sexuales que se denuncian en Catalunya para poder saber si hay perfiles seriales, personas que pueden repetir, o si hay agresores de autor desconocido, como es el caso, e iniciar entonces la investigación, como unidad especializada de la División de Investigación Criminal. En los últimos años, los Mossos han reforzado la apuesta por esta unidad para poder tener más capacidad de investigación en estos delitos.

El analista ha explicado que la chica tenía heridas muy graves en la zona craneal y anal, con detalles del ataque sexual que evitamos reproducir en esta crónica. Por la agresión que sufrió la chica, ha asegurado el agente, podría haber acabado muriendo. "No solo buscaba satisfacción sexual, iba más allá, quería hacer el máximo daño posible a la víctima. Le podemos poner el nombre que queramos, pero quería hacerle daño. Mucho daño", ha apuntado el agente en su dura declaración. La violación anal, sospechan los Mossos, fue con un objeto. Con una piedra también golpeó la cabeza de la chica, durante el violento asalto.

"Delincuente sexual homicida"

El analista de los Mossos también ha explicado que durante el estudio de la agresión detectaron que la chica no había podido defenderse y que las heridas, muy visibles, hicieron pensar a la policía que el agresor era joven y que no conocía a la víctima, que era imposible que fuera alguien de su entorno. Toda esta información se procesó y sirvió para perfilar quién era el hombre que había atacado a la menor de edad aquella madrugada de noviembre. El análisis también sirvió para poner en alerta a la policía. Revisaron todas las denuncias anteriores por si había podido actuar antes y también se activaron vigilancias en la zona por si podía volver a actuar. "Podía reincidir", tenían claro los Mossos.

Después de la investigación, y cuando los Mossos ya sabían quién era Brian Raimundo, se confirmaron parte de los datos que habían perfilado. El analista de la UCAS ha explicado que entonces supieron que el hombre había atacado sexualmente a tres personas antes de la violación de Igualada. A su hermana, de siete años, y también a dos exparejas, las dos agresiones, con mucha violencia. En aquella ocasión las víctimas eran conocidas de él, pero en el caso de la Castañada, la víctima no era conocida, un hecho, explica el analista, que es una "evolución" de la actividad criminal del monstruo de Igualada. "No muestra ningún tipo de empatía", ha apuntado también el agente de los Mossos.

La ropa en casa del acusado

Una de las dudas que no se han podido resolver durante los análisis de la conducta del acusado es qué le llevó a quedarse con la ropa de la víctima y, tampoco, por qué no se deshizo de la ropa que utilizó durante el supuesto ataque sexual a la menor y que son claves, después del registro que los Mossos hicieron en el piso de la calle Sant Sebastià de Igualada, donde vivía el detenido. El analista de los Mossos no ha sabido encontrarle una explicación. "Habría que preguntarle a él". El acusado sigue las declaraciones de los peritos sin casi moverse. "Parece un maniquí",