Seguramente todo el mundo tiene un candado en su casa, sea por precaución o para cerrar maletas a la hora de viajar o las taquillas del gimnasio o del trabajo. Aunque su uso esté tan extendido, muy poca gente se habrá fijado en un pequeño detalle que esconden en la parte de abajo. Se trata de un agujerito junto a la ranura para las llaves y, aunque puede parecer un detalle sin importancia, o algún tipo de diseño estético, la verdad es que tiene una función tan importante como desconocida. Y es que este pequeño agujero es imprescindible para garantizar el buen funcionamiento y la durabilidad del candado.

¿Para qué sirve exactamente el pequeño agujero de los candados?

Este agujerito tiene varias funciones. Una de las principales es actuar como sistema de drenaje. Cuando los candados están al aire libre durante mucho tiempo, para cerrar rejas o puertas exteriores, es inevitable que queden expuestos a los elementos, en concreto, a la lluvia y a la humedad, que pueden deteriorar el sistema interno y hacer que dejen de funcionar correctamente. El agujero permite que el agua no se acumule en el interior, evitando que se quede atrapada y provoque la oxidación del candado desde dentro.

Además, también permite que se haga una manutención correcta con la aplicación de lubricantes, ya que, con el paso del tiempo, se puede acumular polvo o el calor puede hacer que se endurezca el mecanismo. En estos casos es necesario aplicar algún tipo de aceite para asegurar que las piezas internas se mantienen operativas, lo que alarga también la vida útil del candado. El último servicio que hace este orificio es el de permitir abrir el candado con una llave especial en caso de emergencia o si se ha quedado bloqueado con la llave dentro.