La mujer australiana de 64 años que acudió a un hospital afligida por problemas de memoria nunca se habría imaginado el origen de su malestar. Y es que, después de múltiples pruebas y exámenes, los médicos del Hospital de Canberra encontraron, escondido en su cerebro, un gusano intestinal de ocho centímetros, todavía vivo. Los cirujanos y expertos que la atendieron se quedaron estupefactos. "Una cosa tan grande y que se retuerce, no se había visto nunca en un ser humano", ha asegurado a los medios locales el profesor Sanjaya Senanayake, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Nacional Australiana.

La paciente, que después de pasar por un largo proceso de diagnóstico y tratamiento ya ha sido dada de alta, se ha convertido en la primera persona infectada con un parásito intestinal que normalmente aparece en las serpientes pitón de alfombra, una especia autóctona de Australia, además de ser el primer caso documentado de infección cerebral con este tipo de parásito entre los mamíferos en general.

Dos años de enfermedad

El periplo de esta mujer empezó el año 2020, concretamente en diciembre. Presentaba síntomas como dolor abdominal y diarrea, fiebre muy alta, tos, sudores nocturnos y problemas para respirar. Todo eso hizo que, en enero del 2021, ingresara en el Hospital de Canberra, donde la sometieron a todo tipo de pruebas y biopsias, sin encontrar el origen del problema. Ya durante el 2022, la paciente volvió al centro, ya que había empezado a experimentar problemas de memoria y un cuadro de depresión. Después de hacerle una resonancia magnética y de ver una forma anómala en su cerebro, decidieron operar.

La neurocirujana que llevó a cabo la operación, la doctora Priya Bandi, se encontró el gusano retorciéndose en el cerebro de la paciente. Desde el centro han asegurado que este hallazgo es algo que "no olvidarán nunca". En cuanto a las teorías sobre cómo pudo infectarse, los expertos consideran que adquirió el parásito accidentalmente después de recoger alguna hierba cerca de su casa, donde una pitón de alfombra habría excretado el gusano.