La mujer de Curtis Kimball tuvo una charla muy seria con él sobre su actitud, ella le comentó que se estaba "volviendo raro" y que necesitaba cambiar sus hábitos sociales y "hacer nuevos amigos". La idea que se lo ocurrió a Kimball  fue la de colgar varios carteles por el vecindario de Bernal Heights, en San Fransisco, anunciando un evento en el que iba a participar Kimball.

En los carteles se anunciaba una fiesta en la que los invitados iban a poder disfrutar de un desayuno de hotcakes a cargo de Curtis Kimball, de 43 años, que trabaja como chef en un restaurante. Se trata de un desayuno muy típico en Estados Unidos, que se suele acompañar con mantequilla, chocolate, frutas o miel.

Además de los anuncios que colgó la familia por las calles de Bernal Heights el propio Curtis Kimball publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que anunciaba este evento: "Como muchos en San Francisco, tuve un grupo de amigos que se mudaron durante la pandemia. Estoy buscando conocer gente nueva y hacer nuevas conexiones. ¡Así que estoy haciendo hotcakes!".

Se presentaron 75 personas al desayuno

La pareja se llevó una enorme sorpresa cuando el día 22 de enero por la mañana se presentaron delante de su casa cerca de 75 personas que querían desayunar los famosos hotcakes de Curtis, ya que en los carteles decían que eran "los mejores del mundo".

Curtis se sorprendió, pero decidió cumplir con su promesa y cocinó hotcakes para todos. Aunque él costeó el desayuno para más de 75 personas muchas de ellas se presentaron con algunas pastas y café para compartir con las demás. Sin duda el evento organizado por el chef había sido un éxito rotundo, pudo hablar con muchas personas diferentes sobre su iniciativa, ganó una enorme popularidad en el barrio en una época en la que hacer nuevos amigos se ha hecho más difícil por la pandemia.

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Kimball cocinando / Twitter

El 12 de febrero Curtis decidió volver a organizar un nuevo desayuno igual al primero, con las mismas premisas. Esta vez el evento tuvo un mayor volumen de personas y se presentaron unos 300 asistentes. Varios de ellos decidieron aportar algo de dinero para este desayuno y organizar un tercero. De hecho, se estima que han logrado reunir cerca de 1.000 dólares.

Las palabras de Curtis Kimball

El anfitrión del evento decidió hablar con varios medios locales sobre estos eventos, se mostró sorprendido y feliz por lo que ha pasado: "Fue realmente maravilloso, no sabía qué esperar". También comentó cómo surgió esta iniciativa: "Por razones obvias, (la pandemia) todos han tenido que ser un poco distantes durante los últimos dos años. No podemos hacer nada al respecto. Así que pensé que sería divertido conectarme con los vecinos", dijo.

También quiso hablar sobre las relaciones entre adultos, que siempre son más complicadas que las de los jóvenes: "Simplemente, no sé cómo los adultos hacen amigos. No me importa parecer tonto. Entonces, pensé: 'Apuesto a que podría exponerme y tal vez algo suceda'".

Por último comentó las sensaciones de su entorno al proponer esta idea: "Todos pensaron que estaba loco. Es un sentimiento bastante raro, hacer algo tan extravagante en público. Aquí vinieron personas de toda clase y origen, también que viven lejos y otros de aquí cerca".