Brenda, Morena y Lara, tres chicas de veinte, veinte y quince años respectivamente, desaparecieron en Argentina el pasado viernes 19 de septiembre. Ayer, jueves 25, seis días más tarde, se encontraron sus cuerpos sin vida dentro de una casa en Florencio Varela, provincia argentina, con claros signos de haber sido torturadas y haber sufrido una muerte violenta. Los hechos han causado conmoción al país sudamericano y se ha iniciado una investigación, sin embargo, como más se descubre sobre el caso, más complicado parece, y es que todo parece indicar que el caso está vinculado con una banda narcotraficante del país, quienes retransmitieron en un directo de Instagram como torturaban a las chicas, recalcando que así es como tratan a los ladrones, lo que hace plantear a las autoridades si las víctimas tenían alguna relación con el grupo.

El viernes, las tres chicas salieron juntas desde la casa de la Morena, en la provincia de la Matanza, poco después de las nueve de la noche, y se dirigían a una estación de servicio donde, en principio, las esperaba un chófer. Este los canceló el viaje y ellas, según registraron las cámaras, decidieron subir, voluntariamente, al vehículo de otro hombre, una Chevrolet Tracker blanca, que se ofreció a llevarlas, y a partir de este momento, no se supo nada más de ellas durante días. Durante la tarde del día siguiente, después de horas sin recibir ningún tipo de información de las chicas, las familias fueron a denunciarlo, pero en la comisaría les dijeron que tenían que esperar 24 horas antes de poder hacer la reclamación. Viendo la falta de colaboración policial, las familias aprovecharon las redes sociales para hacer difusión del caso y pedir ayuda a la población, hasta que, el domingo, les permitieron formalizar la denuncia.

Martes 23, el cuarto día desde que las chicas dejaron de dar señales de vida, se inició una investigación policial para localizarlas. Se pudo identificar el vehículo en que habían subido, y pudieron localizarlo en la provincia de Florencio Varela, a una hora en coche de la zona donde desaparecieron las víctimas, pero cuando encontraron la camioneta, vieron que había sido quemada. Afortunadamente, los agentes tenían más recursos, y gracias a la última señal que envió el móvil de una de las chicas pudieron dirigirse hacia una casa de la zona, y, al entrar, encontraron a dos personas, un hombre y una mujer, de 18 y 19 años, que estaban limpiando las paredes del domicilio con lejía, cosa que hizo sospechar a los policías y los detuvieron allí mismo.

Cuerpos descuartizados

Al día siguiente, el miércoles 24, se descubrió la tragedia. Mientras se registraba la casa, se encontraron los tres cuerpos descuartizados de las chicas desaparecidas. Los agentes interrogaron a los dos detenidos, sin embargo, como adelanta Clarín, los dos negaron ser los propietarios, y decían que se les había llamado para limpiar la casa y nada más. Los policías pudieron localizar a la propietaria, Magalí Celeste González Guerrero, una mujer de 28 años, y un acompañante, presumiblemente narcotraficante, Miguel Ángel Villanueva, de 25 años y de origen peruano, y se les detuvo en todos dos.

La investigación posterior reveló que los motivos del asesinato estaban relacionados con las drogas y el narcotráfico, y todo parecía indicar que los responsables eran una banda local que utilizaba la violencia extrema para controlar la zona y deshacerse de sus enemigos, que mostró en uno directo de Instagram durante unos 45 minutos la cruel y sanguinaria tortura que estaban sufriendo las mujeres, que duró horas, según la autopsia.

Tortura brutal

Los delincuentes no retrocedieron por el hecho de que se estuvieran grabando sus actos ni mostraron ningún tipo de piedad hacia sus víctimas, sino todo el contrario. A Lara, la chica de 15 años, le cortaron varios dedos de las manos y parte de las orejas, la quemaron en diferentes puntos del cuerpo y, finalmente, la degollaron. Las otras dos recibieron una lluvia de golpes en la cabeza y la cara, hasta que una de ellas, Brenda, acabó muriendo de un aplastamiento facial letal, y cuando ya estaba muerta, le cortaron el abdomen de lado a lado y le sacaron los órganos. La tercera, Morena, dentro de la desgracia, quizás la más afortunada, solo presentaba varios golpes en el rostro y una luxación cervical.

Se sospecha que detrás del crimen se esconde un narcotraficante peruano de 23 años, Julito, el cual, de momento, está desaparecido y no se lo ha podido encontrar ni en su casa ni en los lugares donde acostumbra a estar. Las autoridades creen que se debe haber marchado al Perú viendo las circunstancias.