Un turista francés murió el sábado después de caer por un acantilado de 30 metros de altura en la Cala Futadera de Tossa de Mar (Girona). El hombre, de 30 años, estaba de vacaciones con su familia, y en un momento dado se apartó de ellos para hacerse una fotografía con las vistas. Traspasó una valla con la mala suerte de resbalar en las piedras, precipitándose al vacío, y sus familiares no pudieron hacer nada más que llamar a los servicios de emergencias.

Cinco dotaciones de los Bombers de la Generalitat y un helicóptero medicalizado del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) se desplazaron hasta el lugar del accidente. La zona donde cayó era de difícil acceso, y los agentes del Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE) tuvieron que utilizar la grúa para recuperar el cuerpo de la víctima, que todavía estaba con vida.

Llegó crítico al hospital

Los sanitarios del SEM que habían acudido al sitio del accidente pudieron estabilizar al hombre y revertir la parada cardiorrespiratoria que había sufrido al caer. Según ha adelantado el Diari de Girona, el turista llegó con vida al hospital Josep Trueta, ingresando en estado crítico. A pesar de someterlo a una operación de urgencia, el hombre no pudo hacer frente a las graves heridas que había sufrido, y acabó muriendo en el centro.

Mientras tanto, los Mossos d'Esquadra abrieron una investigación para aclarar las causas de la caída. Interrogaron a los familiares del difunto, que eran con él al momento de los hechos, y concluyeron que se trató de un suceso accidental, ya que el hombre hizo caso omiso a la barrera de seguridad del barranco, y como consecuencia acabó cayendo. La víctima había llegado a la costa catalana hacía solo unos días, y estaba haciendo ruta con su familia en una autocaravana. Por su parte, los Mossos de la comisaría de Blanes ya han tramitado las diligencias y las han entregado al juez de guardia.