Un niño de 3 años ha muerto el pasado miércoles 15 de febrero después de dispararse en la cara con el arma de su padre, un oficial de la prisión de Florida, en Estados Unidos. El pequeño estaba en su casa en la localidad de DeLand con su hermana de 16 años, quien había quedado al cuidado de la víctima y del otro hermano de 7 años después de que los padres salieran a hacer la compra.

Se disparó con la pistola del padre

Según ha podido averiguar la Policía Local de Florida, en un momento de descuido de su hermana, el niño entró en la habitación de los padres y se puso a indagar entre sus cosas, hasta que abrió un cajón donde su padre guardaba una pistola de 9 milímetros. No se sabe con seguridad si el seguro no estaba puesto o si la quitó el niño mientras jugaba con el arma. Lo que se sabe, sin embargo, es que en un determinado momento, se apuntó a la cara mientras apretaba el gatillo. La bala le impactó de lleno en la cara, provocándole la muerte casi al instante.

Según un comunicado de la oficina del sheriff del condado de Volusia, el hermano de 7 años fue el primero en darse cuenta de lo que había pasado, y llamó inmediatamente al teléfono de emergencias en torno a las 6:20 de la tarde, hora local. También llamó a su padre y este también alertó por segunda vez a las autoridades. Los primeros en llegar a la escena fueron los agentes de la policía, unos diez minutos después de la primera llamada. Un oficial intentó reanimar al pequeño hasta que llegaron los paramédicos. Después de un largo rato intentando salvarle la vida, los sanitarios no pudieron hacer nada más que certificar su muerte.

Guardaba las armas en una caja fuerte

La policía interrogó al padre, propietario de la pistola que puso fin a la vida de su hijo. El hombre, quien tiene permiso para llevar armas, explicó a los agentes que normalmente guardaba la pistola y otra arma de fuego en una caja fuerte. Recientemente, sin embargo, el sistema eléctrico de la caja había dejado de funcionar, y había dejado una de las pistolas en la mesilla de noche y la otra sobre la nevera.

El Fiscal del Estado de Florida será el encargado de decidir si los padres del niño muerto tendrán que sufrir alguna condena por el sucedido el pasado miércoles, aunque el sheriff del condado, Mike Chitwood, ha asegurado que no puede imaginarse "nada en los libros legales que pueda castigar más a la familia que lo que ha pasado".