Paul Braithwaite, considerado "el chico con más alergias del mundo", ha muerto esta semana a los 20 años en Inglaterra. Después de vivir una vida llena de limitaciones a causa de su condición, que le provocaba brutales reacciones alérgicas a la luz del sol, al césped, al polvo, a los animales y a una gran cantidad de alimentos, los padres del joven han anunciado su fallecimiento a los medios británicos. El estado de salud de Paul se había deteriorado drásticamente en los últimos dos años.
Devastados y con lágrimas en los ojos, los padres de Paul Braithwaite, el chico con más alergias del mundo, han anunciado que su hijo ha fallecido en el Castle Hill Hospital, en la ciudad de Cottingham, tras una larga lucha con la rara enfermedad que le diagnosticaron al nacer, y contra un cáncer diagnosticado dos años atrás. Paul Braithwaite era, de hecho, el único británico que padecía de Gastroenteropatía eosinofílica, una condición muy extraña y poco frecuente, que afecta principalmente a los hombres y que provoca un fuerte dolor abdominal debido a la infiltración de eosinófilos (células del sistema inmunitario) en el tracto gastrointestinal. Sus padres, en un conmovedor homenaje, han remarcado la gran fortaleza, determinación y resiliencia que Paul demostró a lo largo de sus 20 años de vida. No obstante, el joven ha muerto a causa del cáncer con el que fue diagnosticado en el año 2020,
"Él solo quería vivir una vida normal"
El muchacho, debido a la enfermedad con la que fue diagnosticado al poco tiempo de nacer, sufría brutales reacciones alérgicas a elementos tales como la luz solar, el césped, el polvo, algunos animales y alimentos concretos; normalmente, estas reacciones consistían en vómitos y erupciones cutáneas: "Tenía todas las alergias que existían, su piel estaba en carne viva y sufría casi a diario", ha apuntado su madre. A causa de la enfermedad, el chico tomaba una gran cantidad de medicación, la cual suponía numerosos efectos secundarios, como por ejemplo el retraso en el crecimiento. A los 20 años, Paul tenía el aspecto de un niño de apenas 10 u 11, según ha relatado su madre. Además, el joven también pasó por todo tipo de situaciones, "estuvo en helicópteros medicalizados, en reanimación y en cuidados intensivos, pero nada se le resistió".
A pesar de todo, tal y como afirman sus padres, Paul tenía una actitud positiva, hacía muchas bromas y tenía ilusiones y sueños, como cualquier chico de su edad, si bien en los últimos años se mostraba más cohibido a causa de su condición. "Él solo quería vivir una vida normal: quería tener un perro, aprender a conducir y dar un paseo por el barrio", ha expresado su madre, emocionada, ante los medios británicos, "al final, pero, él se escondía, algo que yo odiaba. Estaba avergonzado de su aspecto, de lo pequeño que parecía. Tenía unas necesidades muy complejas y se avergonzaba tanto de todo que no quería que nadie le viese. Como madre ha sido muy difícil de ver, porque no creo que tuviera nada de lo que avergonzarse".
Los padres de Paul celebrarán un gran funeral en su honor
Kelly Thornton y Darren Braithwaite, los padres de Paul, han comunicado a los medios su intención de celebrar un gran funeral en honor a la corta pero intensa vida de su hijo. Con la ceremonia, sus padres pretenden visibilizar su caso e invitar a todo el mundo a no dar nada por sentado. "Los sueños de mi hijo eran cosas que la mayoría de personas dan por sentado que se pueden hacer.", explica Kelly. La ceremonia para despedir a Paul tendrá lugar el próximo lunes 18 de julio, en la ciudad de Cottingham.