La Fiscalía de Huelva ha solicitado 23 años de prisión para una enfermera acusada por el presunto envenenamiento por metadona a siete compañeros sanitarios. Los hechos tuvieron lugar en noviembre de 2018 y la mujer fue detenida en enero de 2019. Según el escrito de la fiscalía, M.E.M.S. es acusada de un delito continuado de lesiones, por el cual se lo impone cinco años de prisión y seis por lesiones, además de sumar tres años más por cada uno de ellos. También se le solicita el pago de indemnizaciones que van de los 7.720 euros a los 11.190 por los 7 perjudicados.

La intoxicación provocaba vómitos y vértigo

Entre julio y noviembre de 2018, el personal sanitario del centro penitenciario de Huelva fue a trabajar como cualquier otro día. Aquel verano se produjo un hecho insólito: un intento de envenenamiento del superior de Enfermería, que sufrió una intoxicación aguda por metadona y pregabalina, un fármaco antiepiléptico y analgésico. El enfermero se despertó de madrugada con vómitos y vértigo y tuvo que ser trasladado al hospital. Esta intoxicación será la primera de una serie de cuatro episodios idénticos.

El miedo se extendió entre los profesionales sanitarios del centro penitenciario cuando se repitió por segunda vez una intoxicación con fármacos mezclados con los alimentos que traían a los trabajadores para comer. A inicios de noviembre, la acusada volvió a actuar. En este caso, la condenada mezcló el cóctel de drogas en dos raciones de lentejas, una de ellas también al supervisor y la otra a un facultativo, según el fiscal. Ambos detectaron un sabor amargo en la comida y acabaron tirándola. Durante la cena, se repitió la situación: el supervisor dio de probar a un médico que compartía el turno y también notaron algo extraño. Al día siguiente, los dos se despertaron con una intoxicación aguda de metadona, con vómitos y náuseas.

La primera hipótesis de los investigadores era que algún interno de la prisión, con acceso a la zona sanitaria, podía ser el responsable de los envenenamientos. Sin embargo, no fue así, y la sorpresa dejó boquiabiertos los sanitarios. La culpable se encontraba trabajando entre ellos y formaba parte del equipo: una enfermera con, al menos, 15 años de antigüedad en el centro penitenciario.

La acusada añadía metadona dentro de los tuppers de la comida de los compañeros

El 'modus operandi' era siempre lo mismo. En la sala de descanso, los enfermeros dejaban a la nevera sus tuppers de comida. Entonces, la condenada añadía la droga - metadona, nordazepam y pregabalina - en diferentes dosis a la comida de sus compañeros, provocando la intoxicación de enfermeros. Lo hacía siempre antes de salir de guardia, según la Fiscalía de Huelva.

Durante el año en que se produjeron los envenenamientos, la enfermera era responsable de custodiar la metadona del centro penitenciario, por lo tanto, tenía fácil acceso al armario con llave donde se guardaban las sustancias. De hecho, la Fiscalía destaca el poco control que se hacía en el centro penitenciario de las dependencias de la farmacia.

Ahora, cuatro años después, la condenada se enfrenta a 23 años de prisión, además de una inhabilitación especial para ejercer un cargo público y para ejercer la enfermería, concreta el Ministerio Público en su escrito de acusación. También se establece una indemnización por lesiones a los afectados que asciende a los 62.000 euros en total.