Un mínimo de 51 años y 190 días de prisión. Esta es la condena de que el juez ha decretado para Axel Rudakubana, el chico de 18 años que el verano pasado mató a tres niñas y dejó a ocho personas heridas en un apuñalamiento masivo en la ciudad de Southport, al norte de Inglaterra. "Considero que es bastante probable que nunca sea liberado y que esté toda su vida en prisión", ha explicado el magistrado en la lectura de la sentencia, reconociendo que lo habría condenado a cadena perpetúa si no fuera porque en el momento de los hechos todavía tenía 17 años y, por ley, los menores no pueden recibir una pena de por vida.
El adolescente se ha declarado culpable de los tres asesinatos
El pasado lunes, Rudakubana, nacido en Inglaterra aunque de origen ruandés, se declaró culpable de los asesinatos a cuchilladas de Bebe King, de 6 años, de Elsie Dot Stancombe, de 7 años y de Alice da Silva Aguiar, de 9 años, así como del intento de asesinato de ocho menores y dos adultos durante una clase de baile en Southport. En total se le ha condenado por dieciséis cargos, entre los cuales el de producción de ricina, una toxina biológica, y la posesión de un manual de entrenamiento de Al Qaeda. A pesar de esto último, se ha descartado una motivación terrorista en el ataque, aunque las acciones cometidas podrían ser "equivalentes".
El magistrado considera que Rudakubana "tenía una intención fija y determinado" y que, si hubiera podido hacerlo, "habría asesinado a todos los menores, así como a los adultos que se hubieran interpuesto en su camino". En este sentido, el magistrado ha recordado que a la niña de 6 años le clavó 122 cuchilladas e intentó decapitarla. Después de que saliera a la luz la sentencia, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha calificado los hechos como "uno de los momentos más desgarradores" de la historia del Reino Unido y ha dejado caer que la definición legal de terrorismo se tendría que modificar para incluir casos como este. De hecho, el caso de Rudakubana ha puesto de manifiesto los errores del sistema británico de prevención antiterrorista, ya que el chico había sido derivado al programa juvenil de prevención de la delincuencia desde los 14 años hasta tres veces.
