La mujer de Dani Alves, Joana Sanz (a la foto de portada), era uno de los testigos más esperados de este segundo día de juicio contra el exfutbolista del FC Barcelona. El brasileño se enfrenta a una pena de prisión que puede llegar a los 12 años por la agresión sexual que, supuestamente, cometió en un lavabo de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona. El testimonio de quién era pareja en aquel momento -y lo sigue siendo ahora, ya que ha explicado que legalmente todavía no ha podido hacer los trámites de divorcio, tal como aseguró que haría- había generado expectación para saber qué versión daría y si podría ayudar a la defensa del futbolista. Sanz había sido llamada por Inés Guardiola, la abogada que defiende Dani Alves.

La mujer ha asegurado que aquella noche no salió de fiesta con su marido y que ella habló por WhatsApp con él hasta en torno a las doce de la noche, cuando se enviaron el último mensaje. Dijo que no iría a cenar y que estaría con sus amigos en la Taberna del Clínic. De madrugada Dani Alves, ha explicado ella, llegó a casa muy bebido, llegando a chocar contra varios muebles de la habitación de ellos y cayendo desplomado, ha dicho ella, sobre la cama, en torno a las cuatro de la madrugada. "Olía mucho a alchol", ha asegurado. Cuando llegó Alves en casa, por el estado que estaba, ella decidió que no había que hablar, y pensó que al día siguiente ya hablarían.

Al día siguiente Alves no dijo nada a la mujer

Al día siguiente se levantó muy tarde y si bien no pasaron el día juntos, Dani Alves no explicó nada de lo que habían hecho con sus amigos, tampoco que había ido a Sutton. Solo que habían estado en el restaurante donde cenaron y, a preguntas de la acusación particular, ha negado que Alves le hubiera explicado nada de lo que había pasado con la chica en la discoteca. También ha asegurado que era mentira que Dani Alves le hubiera dicho que era una "noche de chicos" y que por eso ella no había podido ir con ellos a cenar y de fiesta.

Dani Alves. Juicio en la Audiencia de Barcelona por agresión sexual. EFE/ Alberto Estévez
Dani Alves, durante el juicio de esta semana en Barcelona / EFE/ Alberto Estévez

La declaración de la mujer de Alves, Joana Sanz, ha durado menos de 10 minutos y ha estado, como todos los testigos|testimonios, bajo juramento. Todos los llamados a declarar en un juicio tienen la obligación de decir la verdad y no hacerlo puede comportar incurrir en un delito de falso testimonio.

Preparando el terreno

La declaración de la mujer de Alves se añade a la que han hecho hoy también a Bruno, el amigo de Alves que estaba con él en Sutton, y también de otros dos chicos que estuvieron en la Taberna del Clínic cenando aquella noche. La defensa de Alves ha centrado su interrogatorio a los amigos de Alves al preguntar si habían bebido mucho alcohol para preparar, de cara a una posible condena, una atenuante por alcoholemia. La misma estrategia que han seguido con la esposa de Alves, que también la ha respaldado, explicando lo bebido que iba cuando llegó a casa tras la supuesta agresión sexual.