Todo parecía indicar que se trataba de una muerte natural, pero los resultados de la autopsia dio un giro radical al caso. La Policía Nacional investiga como un homicidio la muerte de un hombre de 61 años que este domingo apareció sin vida a su casa, un piso de la calle Islas Canarias de València donde vivía a solas. Después de días sin saber de él, su hermano se presentó en el domicilio, pero nadie abrió la puerta. Como no tenía las llaves y sospechaba que podría haberle pasado alguna cosa, alertó a los servicios de emergencias. Los bomberos tuvieron que entrar en el piso por la fuerza y se encontraron a la víctima muerta en la butaca.
Alguien lo había matado a cuchilladas
El cadáver del hombre, según detalla Levante-EMV, estaba sentado en una butaca del comedor, con la cabeza caída y la boca llena de sangre. A primera vista no parecía que hubiera ningún indicio de muerte criminal y, teniendo en cuenta que el hombre era adicto al alcohol y que había tenido problemas en las drogas, se consideró que se trataba de la muerte natural. Así y todo, el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de València para que se le hiciera la autopsia y se decretaran las causas exactas de la muerte. Fue allí, cuando le quitaron la ropa que llevaba puesta, que vieron que presentaba múltiples heridas por arma blanca y que, en realidad, se trataba de un posible asesinato.
El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación y el día siguiente del hallazgo del cuerpo se devolvió en el piso para hacer una inspección a fondo en busca de pruebas que ayudaran a aclarar los hechos y, esta vez si, se precintó la vivienda como escenario de un crimen. Los agentes interrogaron a los vecinos para saber si habían notado alguna cosa extraña en los últimos días y algunos de ellos apuntaron que habían oído golpes la noche de Reyes y que desde entonces la luz de la cocina había sido encendida noche y día. Los investigadores, sin embargo, tampoco descartan que pudiera haber muerto días antes, en torno a Año Nuevo.