Los neumáticos son uno de los elementos más importantes de nuestro coche, ya que son el único punto de contacto del vehículo con la carretera. Es una de las cosas en que se fijan los revisores cuándo pasamos la ITV y, si no están en buenas condiciones, el resultado puede ser desfavorable. La DGT también pone mucho el foco en este aspecto y, si nos pillan con las ruedas mal, nos pueden llegar a multar. Hay determinados aspectos de nuestros neumáticos que tendríamos que ir comprobando periódicamente, especialmente con los cambios de estación. La llegada del frío, las lluvias o las nevadas hacen que las condiciones del asfalto cambien y exijan más en las ruedas, motivo por el cual tenerlas en malas condiciones nos podría jugar en contra y provocar que acabemos teniendo un accidente.
La profundidad, las deformaciones y la presión se tendrían que ir revisando
Uno de los principales aspectos a controlar es la profundidad que tiene el dibujo del neumático. Unas ruedas demasiado desgastadas pueden ser muy peligrosas, ya que en caso de lluvia no evacuarán correctamente el agua y se incrementará el riesgo de aquaplanning. Además, se tiene que tener en cuenta que el desgaste no puede ser irregular y tiene que ser lo mismo en el interior y el exterior. El mínimo marcado por ley es que la profundidad de los dibujos sea de 1,6 mm, aunque la DGT recomienda cambiarlos cuando lleguen a los 3 mm. Un truco casero para saber si están bien es colocar una moneda de 1 euro en el dibujo del neumático. Si se ve la parte dorada de debajo es que se tienen que cambiar.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es la deformación de la rueda. Cualquier grieta, abolladura o deformación es síntoma que se tiene que cambiar. Detectar estos problemas puede resultar complicado a simple vista, pero si el coche tiene vibraciones cuando circula puede ser un buen indicativo de este problema. Estos defectos pueden hacer que no se supere la ITV. Una recomendación para evitar eso es no dar golpes en la acera cuando aparcamos.
Por último, la presión de los neumáticos tiene que ser correcta y adecuada a la carga. Además del desgaste y las malformaciones, circular con la presión fijada por el fabricante hace que la rueda haga bien su función. Si está demasiado hinchada o tiene la presión baja, puede provocar pinchazos o demasiado desgaste. Para comprobar la presión, el neumático tiene que estar frío y haber recorrido pocos kilómetros previamente. La mayoría de vehículos tienen un adhesivo en la puerta del conductor o del copiloto en que aparece la presión que los fabricantes indican que tienen que tener las ruedas.
Tener los neumáticos en condiciones puede comportar multas de hasta 200 euros
Si algunos de estos aspectos de los neumáticos no es correcto, puede comportar una multa de la DGT. Sea porque están demasiado desgastados o porque tiene grietas o malformaciones, la multa es de 200 euros. Y hay que tener en cuenta que eso es por cada rueda. Es decir, que si son las cuatro ruedas las que están mal, la multa puede llegar a subir 800 euros. En el caso de la presión, no existe una sanción establecida.
Además del mal estado, también puede ser sancionable que los neumáticos que llevamos no sean homologados y adecuados al coche o si no hacemos uso de determinados elementos cuando la situación lo requiera. Cada modelo de coche es compatible con ruedas de una medida determinada y tienen que estar homologadas. El diámetro exterior no puede superar una tolerancia del 3%. En este caso, la sanción va de los 90 a los 120 euros por cada neumático.
En el caso de las ruedas de los remolques, se tiene que tener en cuenta que sean compatibles con las del coche porque si no la multa pudiera llegar a los 500 euros. En el caso de nevadas, las autoridades pueden prohibir circular por determinadas carreteras si no se va con neumáticos de invierno o llevar las cadenas puestas. Hacerlo podría comportar una multa de 200 euros.