Tener un buen ambiente laboral resulta clave para poder desarrollar nuestro trabajo con normalidad. A menudo, sin embargo, pueden surgir disputas entre los mismos compañeros. Es lo que le pasó a Anita Jarzyna, a una mujer de veintinueve años, a quien despidieron de su trabajo después de que lo pillaran insultando a dos compañeros. Ahora, no obstante, la empresa está obligada a pagarle una indemnización de 3.000 libres estarlines, que serían unos 3.500 euros.

La mujer es procedente de Polonia, pero reside y trabaja en la ciudad de Princes Risborough, en el Reino Unido, en una compañía encargada de la fabricación y venta de colchones. Los compañeros lo acusaban de haber utilizado insultos racistas en contra de ellos durante una noche de copas mientras estaba con otros compañeros de trabajo. La mujer negó los hechos justificante que en Polonia hay "ciertos insultos" que se pueden decir.

La extrabajadora profirió insultos racistas a sus compañeros

Según detallan los compañeros de trabajo presentes aquella noche en la cual Anita Jarzyna se fue de la lengua, Jarzyna pronunció una serie de insultos de muy mal gusto, algunos incluso considerados racistas, en contra de dos compañeros de trabajo con quien tenía cierta adversidad. Los testigos de aquella noche explican que Jarzyna expresó insultos clasistas y de mal gustoen contra del director de ventas de su empresa, Daniel Bowler. También dedicó insultos contra la pareja de Bowler, Erika Mateova, quien también pertenecía a la compañía: se refirió a ella como "gitana" de forma muy despectiva, y también criticó su actitud en pareja.

Algunos de los compañeros presentes recriminaron a Jarzyna su comportamiento y criticaron los insultos escogidos. Ella, para sorpresa de todo el mundo, se justificó diciendo "puedo decir lo que quiera, soy polaca. En Polonia está bien decir estas cosas, ¿por qué aquí no?".

Jarzyna fue despedida inmediatamente

Jarzyna fue suspendida de su puesto de trabajo. Días después, recibió la carta oficial de despido motivada por las quejas anónimas de siete compañeros de trabajo. Jarzyna intentó averiguar quién la había delatado, ya que aquella noche en la que habló de más, no estaban presentes ni Bowler ni Mateova. No consiguió saber quién se lo había explicado, así que, asumiendo que fueron ellos los que la habían suspendido y habían motivado el despido, empezó a repetir los insultos contra los dos exclamando, además, que la habían atacado.

El comité de la empresa convocó a Anita Jarzyna a una audiencia disciplinaria, donde le pidieron que respondiera ante las acusaciones de insultos racistas que había recibido. Un cuarto de hora después, Jarzyna fue despedida definitivamente por conducta grave; además, se le negó la opción de apelar la decisión del comité. Si bien Jarzyna admitió haber criticado a Bowler, negó haber pronunciado insultos racistas contra la pareja de él, Erika Mateova. No obstante, consta que el comité empresarial encontró pruebas de los insultos racistas.

La afectada llevó a la empresa a juicio

Consciente de que se trataba de un despido injusto, Jarzyna se puso en contacto con un abogado con el fin de llevar la empresa a juicio. El juicio, que tuvo lugar el pasado jueves, fue todo un éxito para Jarzyna. El juez concluyó que el despido era improcedente porque la decisión se tomó en solo quince minutos, y porque la afectada no tuvo opción de réplica ni pudo explicarse.