Si en 2024 se intervinieron 855 móviles en las prisiones de Catalunya, este 2025, según fuentes penitenciarias, las cifras aún crecerán más y superarán el millar. Pero el dato que más temor infunde a los funcionarios de las cárceles es el de los móviles que no son intervenidos. Un 40% de los internos tienen acceso a móviles, según datos a los que ha tenido acceso ElCaso.com. Cada vez, incluso, móviles mucho más potentes y modernos, dejando atrás los antiguos móviles carcelarios, pequeños y fáciles de esconder. Funcionarios de prisiones explican a este medio que es habitual detectar móviles entre los internos en los registros e, incluso, haciendo uso de ellos en zonas comunes, a pesar de estar prohibido. La falta de personal y las sanciones débiles que aplica la administración hace que los internos, en un análisis de coste-beneficio, sepan que les compensa tener móvil para estar conectados con el exterior.
El uso del móvil en la cárcel está perseguido. Hay unidades especiales del Departament de Justícia que investigan estos aparatos y activan a los funcionarios del módulo para requisarlos cuando se detectan. El uso puede ser variado. Desde el que lo usa solo para tener contacto con su familia, al que lo utiliza para continuar con su modus vivendi delictivo, pero controlado ahora desde el interior de la cárcel. Varias investigaciones de los Mossos han servido para probar que algunos internos continuaban traficando con droga y controlando a sus subordinados desde el interior de la cárcel, incluso, con el apoyo de algún funcionario, como en Mas d’Enric, en Tarragona. Otros, sin embargo, usan los móviles para opciones más narcisistas: exhibicionismo carcelario.
Los 'influencers' de las cárceles catalanas
Mostrarse entre rejas, con fotos y vídeos en las redes, saltándose la norma y desafiando a los funcionarios está de moda. ElCaso.com ha detectado varios. Felicitar a compañeros de módulo, enviar mensajes a personas en libertad o, incluso, solo enseñar la vida que hacen en el interior de la prisión, saltándose no solo la prohibición de tener móvil, también otros “lujos” no permitidos en las celdas. Y van acumulando seguidores en redes como TikTok e Instagram. No es una moda nueva ni salida de las prisiones de Catalunya. Solo hay que darse una vuelta por estas redes sociales para ver cómo hay perfiles con miles de seguidores, sobre todo en Francia y con protagonistas magrebíes, que han convertido el exhibicionismo de prisión en casi un modus vivendi. La mezcla entre el morbo de ver una vida que hasta ahora solo se podía ver ficcionada en series o películas y el interés creciente por la estética criminal hace disparar las visualizaciones y empodera aún más a sus creadores, que pasan las horas de prisión haciéndose fotografías que después publican en sus perfiles abiertos en redes sociales.
Este medio ha detectado varios. Uno de los más conocidos es el de Adrián Molina (en las fotos), un famoso delincuente que está entre rejas, aunque intentó escaparse. Lo recordarán de la famosa fuga en Terrassa, cuando un cómplice roció a dos agentes de los Mossos con un extintor. Lo llevaban al dentista y orquestó la fuga, con éxito. Lo detuvieron después cuando participó en un encuentro de motos, su pasión, en la zona de Montmeló. Ahora vuelve a estar en prisión, pero acumula miles de seguidores en Instagram, donde cada día cuelga fotos de él en su celda. ElCaso.com se ha puesto en contacto con él, pero no ha contestado. Las fotos de Molina enseñan cómo vive en la prisión —o cómo quiere que la gente piense que vive— y siempre son imágenes del interior de su celda o acompañado de otros internos. Se desconoce si con el móvil, más allá de hacerse fotos y publicarlas, se dedica a algún otro tipo de negocio ilícito. La fuga de Terrassa —y otra que organizó y no le funcionó—, supuestamente, las maquinó desde el interior de la cárcel y comunicándose con sus cómplices con un móvil.
Los móviles ilegales ponen en riesgo la seguridad de las prisiones
La presencia de móviles en el interior de las prisiones es un problema grave. Más allá de la sobrepoblación que hay en las cárceles de Catalunya, la presencia de terminales en el interior de las celdas pone en riesgo la seguridad, por la posibilidad de conectarse con el exterior y también de organización interna entre los mismos presos. Para hacerle frente, se hacen redadas exprés cuando se detecta que algunos internos hacen uso del móvil —sea por llamadas o por la publicación de fotos en redes— con el objetivo de intervenir los terminales, pero no siempre se consigue. Ahora el Departament de Justícia ha anunciado que se instalarán inhibidores en las prisiones, lo que dejaría sin cobertura telefónica ni 3G/4G/5G los móviles y haría imposible la conexión ilegal desde el interior. Habrá que ver cómo avanza y si la promesa encuentra financiación y funciona. Los funcionarios lo esperan.
Está previsto que estos inhibidores dejen sin cobertura todos los móviles del interior del perímetro de las prisiones y que solo funcione el del jefe de guardia. La tecnología ya lo permite. A la guerra contra los móviles se suma también la lucha contra los drones, aparatos muy baratos que permiten colar, desde el aire, droga y otros objetos prohibidos en el interior de la cárcel. En el mes de octubre se detuvo a un hombre que controlaba, coordinadamente con unos internos de Brians, la entrada de droga con drones. Desde aquel episodio, sin embargo, no se han detectado más vuelos.