Malcolm Nicholson, un hombre escocés de 51 años, ha denunciado públicamente un incidente en su casa que podría haber acabado de forma fatal. Una mesa de cristal que tienen en casa, que les había costado más de 800 euros, "explotó" el pasado 5 de febrero y ahora la empresa no quiere hacerse cargo de nada. Su hijo de 21 años estaba justo al lado, y Nicholson teme que podría haberse quedado ciego con alguno de los cristales que volaron por toda la habitación.

Le explota la mesa de 800 euros y la empresa no se hace responsable

Según su relato al Daily Record, Malcolm estaba viendo un partido de rugby cuando escuchó un “estruendo fuerte, como una explosión”. Al principio pensó que sus puertas acristaladas se habían roto por los fuertes vientos que había esos días. Sin embargo, el hombre, de 51 años y bombero de profesión, se quedó en shock al entrar en el comedor y ver cómo la mesa de cristal había quedado totalmente destruida, con el suelo lleno de fragmentos de vidrio.

Malcolm Nicholson / Cedida

Malcolm Nicholson denuncia que la empresa no se responsabiliza del incidente / Cedida

Malcolm y su esposa Joan, de 56 años, se pusieron en contacto con la empresa de muebles donde habían comprado la mesa, DFS, de inmediato, desde donde les informaron que estaban "investigando el asunto". Y ha sido la respuesta final la que ha enfurecido a la pareja este miércoles, cuando los fabricantes les han informado de que "no se responsabilizaban" por lo ocurrido. Denuncian que habían pagado más de 800 euros hace tan solo un año y que temían que otras personas sufrieran daños con el mismo mueble.

Riesgo para niños pequeños e indignación en Escocia

Nicholson, que es padre de tres hijos, detallaba que todo el cristal estaba hecha añicos y que todo el suelo y las estanterías cercanas habían quedado cubiertas de trozos de vidrio, así como la silla en la que estaba sentado su hijo de 21 años, que estaba en el momento de los hechos. El joven asegura que se había sentado un rato antes a trabajar con el portátil, pero que en el momento solo había una libreta y un boli sobre la mesa. Además, la familia recalca que siempre mantienen limpia y despejada la mesa para detectar posibles grietas.

Los Nicholson habían comprado la mesa a la empresa DFS en 2020, cuando hicieron una reforma de unos 6.000 euros en su casa, remodelando el comedor y el salón y comprando varios muebles más, como un sofá. Es por eso que les parece realmente "asombroso que los fabricantes de DFS no quieran hacerse responsables" al tratarse de un asunto que puede poner en peligro a otras personas. De hecho, su denuncia pública tiene el objetivo de advertir a otras personas.

Pide a otras familias ir con mucho cuidado si tienen una mesa similar, ya que podrían tener bebés o mascotas en casa que podrían lesionarse de gravedad si el mueble se rompiese de la misma manera. Es por eso que recalcaba el riesgo al que se había expuesto su hijo Malcolm, de 21 años, que estaba sentado al lado y podría haber recibido un vidrio en el ojo. Por su parte, un portavoz de DFS ha declarado al mismo medio: "La salud y la seguridad son una prioridad clave para DFS y hemos enviado la queja del Sr. Nicholson a nuestro equipo de calidad de productos, que actualmente está investigando esto".