Lyle y Erik Menéndez mataron a sus padres hace 35 años, un crimen por el que cumplían cadena perpetua. El impacto mediático de una serie y un documental estrenados en Netflix hizo que los hermanos estadounidenses, de 57 y 54 años respectivamente, volvieran a comparecer ante el juez para apelar por su libertad. Un escenario que podría hacerse realidad antes de lo que esperaban, ya que el magistrado Michael Jesic ha decidido rebajarles la condena a solo 50 años entre rejas, con la posibilidad de pedir la libertad condicional.
"Yo no digo que tengan que ser liberados, no soy yo quien decide", ha aseverado el juez, y ha añadido que "creo que han hecho lo bastante en los últimos 35 años y deberían tener esta oportunidad". Los hermanos Menéndez asesinaron a sus padres en el año 1989, antes de cumplir los 26, y las leyes de California contemplan la libertad condicional en este supuesto. Eso no significa, sin embargo, que la liberación de los hermanos esté asegurada: lo tendrá que aprobar una junta específica, con el gobernador del estado de California, Gavin Newson, presente, y un giro político podría tumbar este fallo judicial.
Los hermanos mataron a sus padres a tiros en su casa
El 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik, que por aquel entonces tenían 21 y 18 años, mataron de una treintena de tiros a sus padres en la sala de estar de la casa familiar de Beverly Hills. Su estrategia fue hacer pasar el crimen por un asesinato de la mafia, pero acabaron siendo pillados. Durante el primer juicio, en 1993, declararon que su padre, José Menéndez, llevaba años abusando sexualmente de ellos y que lo mataron en defensa propia. El juicio se anuló sin haber llegado a una sentencia y se repitió tres años más tarde, en 1996. Los dos fueron declarados culpables de asesinato y condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.