Una mujer ha aparecido muerta y amordazada en el interior de un coche en Castro Urdiales, en Cantabria. El cadáver fue hallado anoche, hacia las nueve, en un garaje de la calle Montecerredo y los dos hijos de la fallecida estaban en paradero desconocido. Han sido detenidos esta madrugada por la Guardia Civil y uno de ellos es sospechoso del supuesto crimen. Los han encontrado hacia las dos y cuarto de la madrugada de este jueves en la zona de Cotolino de Castro después de establecer varios controles y un amplio dispositivo por todo el municipio, junto con la Policía Local.

Los investigadores sospechan de uno de sus dos hijos menores, de 16 años, arrestados esta madrugada, como autor del crimen. Uno de ellos, además, sería inimputable para tener menos de 14 años, concretamente 13. Según ha explicado ABC, los adolescentes habrían sido adoptados por la víctima, Silvia L.G., y llamaron a su abuela para dar algún tipo de información, lo que hizo avanzar con mayor rapidez la investigación para localizarlos.

En cualquier caso, la Guardia Civil intenta averiguar cómo se produjo la muerte de la mujer, de 48 años, y porqué apareció amordazada en el interior de un vehículo en la localidad cántabra de Castro Urdiales. En un principio, aunque todavía hay muchas hipótesis abiertas, se sospechaba que se podía tratar de un crimen de violencia de género, fundamentalmente por estar los dos hijos adoptivos en paradero desconocido hasta esta madrugada.

Crimen de Castro Urdiales: decapita a su pareja y entrega el cráneo a una amiga

La población cántabra ya fue el epicentro de un horrible crimen en febrero de 2019. Carmen Merino fue condenada a 15 años de prisión por la Audiencia de Cantabria por decapitar y entregar el cráneo de su pareja, Jesús María Baranda de 67 años, a una amiga dentro de una caja. Con respecto al resto del cadáver, la mujer lo ocultó y realizó otras acciones para hacer desaparecer las pruebas, muchas de las cuales todavía no han aparecido. El impacto mediático y social de este caso en Castro Urdiales fue tal que, incluso, empezaron a circular rumores de que con la carne que supuestamente sacó de la cabeza de la víctima hizo croquetas que posteriormente repartió entre sus compañeras de baile.