La ciudad de Girona está viviendo esta temporada la recompensa de la gran temporada que el club de la ciudad hizo el año pasado, clasificándose para la Champions, una de las competiciones estrella que ni los más optimistas de la capital del Gironès se habrían imaginado poder competir hace unos años. Pero el billete para esta nueva Champions es una realidad, aunque, de momento, los resultados no han acompañado. Que equipos de primer nivel visiten Montilivi para enfrentarse al Girona FC es un gran reto, a nivel deportivo pero también a nivel de seguridad. Lo sabe bien el inspector de los Mossos d'Esquadra Dani López, coordinador de seguridad del Girona FC, y el encargado de liderar la parte pública del dispositivo de seguridad para cada partido que los blancos y rojos juegan en casa, sea de liga o de la Champions. De manera coordinada con el director de seguridad del Girona, Òscar Orozco, los Mossos diseñan los dispositivos de seguridad para cada partido teniendo en cuenta todos los detalles y desplegando la fuerza necesaria para garantizar que solo los 22 jugadores y el árbitro sean los protagonistas.

Girona-Liverpool desde dentro

Esta semana el Girona se ha enfrentado al Liverpool. Los de Míchel, a pesar de hacer un partido brillante, perdieron 0-1, con un gol de penalti y con los ingleses perdiendo tiempo al último momento del partido para evitar el empate de los catalanes. ElCaso.com pudo seguir desde dentro el dispositivo de seguridad de los Mossos d'Esquadra.

 

Desde finales de la temporada pasada, los Mossos, con el inspector Dani López al frente —que compagina esta responsabilidad con la dirección de la comisaría de Santa Coloma de Farners, desde que fue nombrado inspector y volvió de Barcelona, donde había estado destinado los últimos años—, comenzaron a diseñar los dispositivos de seguridad para partidos como estos contra el Liverpool. Con los partidos de liga superados otras temporadas, el reto era poder dar seguridad a partidos de Champions, con aficiones rivales que pueden ser mucho más problemáticas y con el aumento de repercusión que tienen los partidos, lo que genera un punto extra de peligro y que necesita más seguridad, sobre todo, en el escenario global de alerta terrorista, que nadie puede olvidar.

Ciudad y Montilivi

El inspector López viene de Barcelona, donde hacía de Comtal 5, una figura de jefe de turno operativo, y conoce bien los dispositivos de seguridad que se organizan para partidos de Champions del FC Barcelona, pero la realidad de Girona es completamente diferente. En Barcelona puedes tener un grupo de 3.000 aficionados de un equipo rival y quedan dispersos por toda la ciudad y casi ni los ves. En Girona, en cambio, aunque vienen menos aficionados, la ciudad es mucho más pequeña y absorber a todos los aficionados, y más si traen grupos ultras, es un reto. Los Mossos diseñan cada día de partido de Champions dos dispositivos paralelos, uno que da cobertura a la ciudad, con agentes de seguridad ciudadana y también de orden público, para evitar que la presencia de los aficionados rivales perturbe la vida normal en Girona, y después, el dispositivo más específico en los alrededores del estadio de Montilivi, junto también con la policía municipal, para hacer cortes de tráfico y la retirada de vehículos.

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El inspector, al centro, con los jefes del ARRO, la Brimo y agentes de la Unidad Canina / Foto: Carlos Baglietto

En las prospecciones que los responsables de seguridad de los equipos rivales hacen en Girona ya ven que la ciudad no permite demasiados excesos. En el partido contra el Feyenoord, el primer europeo del Girona como anfitrión, los aficionados fueron trasladados desde Lloret, donde tenían el campo base, con autocares directamente al estadio. En el partido de esta semana, aunque se vendieron todas las entradas rivales, los aficionados del Liverpool llegaron de manera muy escalonada y sin generar ningún incidente. Algunos, directamente desde el aeropuerto de Girona, con vuelos directos desde el Reino Unido.

La inteligencia de información de los Mossos y los contactos que se habían hecho desde el club ya habían avanzado que los aficionados británicos, algunos de ellos venidos de otros países europeos e incluso desde Catalunya, no generarían demasiados problemas. Algunos llegaban a Montilivi después de haber bebido unas cervezas de más, pero en pequeños grupos y sin rastro de ultras violentos. El Brexit, y que ya no se pueden mover libremente por Europa como antes, también hace que muchos de los ultras que tienen prohibiciones de desplazamiento, como tienen que acreditarse con pasaporte para entrar, ya no viajen fuera de su país. La policía británica, igual que el inspector hace cuando los catalanes viajan, también se ha desplazado hasta Girona para hacer de enlace con las autoridades catalanas.

Seguridad fuera y dentro del estadio

Aunque la información recibida en las indagaciones hechas por los especialistas de los Mossos y Orozco, por parte del club, es positiva, no se puede dejar ningún detalle para la improvisación. Hay que desplegar un dispositivo de máximos. "Si tenemos que improvisar, que la improvisación también esté prevista", acepta el inspector horas antes del partido, cuando ya está en el estadio afinando los detalles del dispositivo, que ya está en marcha en la ciudad. Como todos los partidos de Champions que se juegan en Catalunya, se ha declarado el partido de alto riesgo, lo que también permite desplegar más efectivos. Para el partido de esta semana no había ningún indicador que hiciera pensar que había alguna amenaza concreta, pero solo por la relevancia del Liverpool y que Catalunya, como el resto de Europa, está en un nivel de 4 sobre 5 de alerta terrorista, hace que se tomen todas las precauciones.

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Agente de la Unidad Canina de los Mossos, en el estadio del Girona / Foto: Carlos Baglietto

Dos horas y media antes de la apertura de puertas, los Mossos con la Unidad Canina y los especialistas en desactivación de explosivos, el Tedax, realizan un registro por todo el estadio. La Bora, una perra especialista en la búsqueda de explosivos, repasa todos los rincones de Montilivi, desde la sala de prensa hasta las gradas. Dos agentes del Tedax acompañan a los guías caninos para dar soporte por si se encuentra algún objeto sospechoso. Nunca pasa, pero hay que hacerlo. El modus operandi de los terroristas ha cambiado, pero los Mossos mantienen estos registros igualmente.

Cuando quedan menos de dos horas para la apertura de puertas, llegan a Montilivi los equipos de orden público que darán seguridad al partido y también que podrán responder a posibles incidentes alrededor del estadio, antes y después del partido, sobre todo, con los aficionados rivales y la afición más joven del Girona, el Jovent Gironí. Para un partido como este, —como también contra el Espanyol, que fue declarado de riesgo, por los antecedentes de enfrentamientos de los últimos años—, se despliega el Àrea Regional de Recursos Operativos (ARRO) de Girona y también la Brigada Móvil (Brimo), desplazada desde Barcelona. Los jefes del ARRO de Girona y de la Brimo, de pie, en el aparcamiento de Montilivi, reciben las últimas instrucciones del jefe del dispositivo, el inspector López, y como un baile ya ensayado mil veces, se reparten por todo el estadio. Hay algunos momentos más críticos, pero que esta semana se superaron sin problemas. La llegada de los dos equipos, que son acompañados por efectivos de Tránsito de los Mossos y por agentes de la Policía Municipal de Girona, hasta la llegada con el autocar al estadio. O la llegada de las aficiones. Los Mossos, con efectivos de la Brimo, acompañan a un grupo de unos 200 aficionados del Jovent Gironí desde la zona de bares donde han hecho la previa hasta las puertas del estadio. Desde el aire los Mossos controlan la situación con la Unidad de Drones.

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Agente del ARRO en el exterior de Montilivi, este martes / Foto: Carlos Baglietto

Bengalas, petardos y gritos, y nada más. Los agentes de orden público de la policía catalana hacen el acompañamiento con furgonetas y con cascos y protecciones, no por la peligrosidad de los aficionados gerundenses, sino por estar protegidos en caso de tener que actuar y también para evitar resultar heridos si otros aficionados rivales lanzan objetos contra los aficionados que acompañan. Un cuarto de hora antes de que arranque el partido y suene el esperado himno de la Champions por el altavoz, todos los aficionados están en el interior del estadio. En un partido de competición europea, por las normativas de la UEFA, Montilivi no puede hacer uso de las gradas supletorias y de su aforo habitual de 15.000 personas se reduce a 9.000, un hecho que, evidentemente, convierte el estadio del Girona en más gélido. Este martes, además, el frío hacía acto de presencia y caían cuatro gotas.

Coordinación con seguridad privada

Cuando el árbitro pita el inicio del partido, el foco cambia de lugar. El partido toma protagonismo y los Mossos dan un paso atrás. La seguridad en el interior del estadio es responsabilidad, y competencia, de la seguridad privada y de la decena de vigilantes y auxiliares que coordina Orozco. Corresponde al club controlar la seguridad en el interior y los Mossos, aunque están allí, y desde la Unidad de Control Organizativo (UCO), controlan todo el estadio, pero corresponde a la seguridad privada asegurar la celebración del partido. Los Mossos también tienen el encargo de controlar que el Girona actúe con responsabilidad y de manera correcta para garantizar la seguridad, con los efectivos que sean necesarios, y aplicando la normativa. Desde la UCO, donde también hay representantes de la Policía Municipal, los coordinadores de seguridad privada y también el coordinador de los servicios médicos privados, se dirige la seguridad del partido y, con decenas de cámaras, se puede llegar a cualquier punto de Montilivi.

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Desde las cámaras se vigilan las pancartas que se exhiben (y se retiran, si incumplen la normativa), los turnos de entrada (se detectó un conocido intentando entrar con entradas falsas, y pudo ser expulsado y denunciado) y también la jaula donde están los aficionados rivales, que en el caso del Liverpool, incluso los especialistas en Información de los Mossos comentaban que era una balsa de aceite, que no parecían británicos. Dos agentes de los Mossos d'Esquadra operan las cámaras bajo las órdenes del inspector, para llegar a todos los rincones del estadio y poder identificar a quien haga falta. En la UCO también hay un cabo de la División del Deporte de los Mossos que da soporte técnico al jefe del dispositivo sobre gestiones más concretas. De cada partido se redacta un acta que se eleva.

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El inspector Dani López, jefe del operativo, durante el dispositivo / Foto: Carlos Baglietto

La colaboración entre Mossos y el club, que coordina la seguridad privada, es total. El Girona FC necesita y quiere que todo salga bien y los Mossos, evidentemente, también. Un gol de penalti ahogó al Girona y, aunque los ingleses sufrieron los últimos minutos, llegando a esconderse en el córner, finalmente los tres puntos volaron de Montilivi y las opciones de los catalanes de pasar a la siguiente fase de la Champions son remotas. Sea como sea, aún queda un partido contra el Arsenal, que también se prevé tranquilo, y la visita del Girona a Milán (los dos, ya en enero), y se repetirá el dispositivo, aquí y allá. Todos esperan que la temporada que viene se puedan repetir los dispositivos y que el Girona vuelva a conseguir billete para competición europea; ahora los Mossos ya saben cómo se hace.