El Escuadrón de la Muerte peruano tenía atemorizados a los delincuentes de su país. Un grupo de policías corruptos, que movidos para conseguir medallas y ascensos, se dedicaba a ejecutar de manera extrajudicial supuestos delincuentes. La Policía Nacional española ha detenido a un exsuboficial de la Policía Nacional del Perú que habían detectado en Guadalajara y que estaba en busca y captura por parte de las autoridades del Perú por, como mínimo, diez asesinatos. El hombre, después de escapar de su país, se había instalado con la familia en esta ciudad, donde la Policía Nacional española lo identificó, ubicó y detuvo la semana pasada. Según ha informado la policía, la investigación arrancó hace unos días, cuando se recibió una solicitud de colaboración por parte de las autoridades judiciales y policiales del Perú mediante la oficina de la Interpol, con la petición de investigar si, tal como ellos sospechaban, la expolicía Alberto Mio Morocho se había instalado en Madrid.

Matar a cambio de medallas y ascensos

El hombre arrestado mató, según las investigaciones hechas al país americano, a diez personas cuando formaba parte del grupo parapolicial ilegal del Escuadrón de la Muerte. Este grupo, formado por agentes de la policía corruptos, se dedicaba a captar informantes, pagados por la organización, que incentivaban delincuentes de la parte baja de la pirámide a cometer secuestros o robos de grandes fortunas. La información de los hechos delictivos se filtraban a los policías, que cuando actuaban, abrían fuego sin ningún tipo de control, y abatían a los presuntos delincuentes.

Aseguraban a sus superiores que habían tenido que abrir fuego como última alternativa y así los eliminaban sin levantar la liebre de los mandos y, al mismo tiempo, recibían condecoraciones y ascensos. El grupo se había formado en la ciudad de Piura, pero Morocho está acusado de matar a tres personas en el distrito de Santa Anita Lima, seis más en Chiclayo el año 2013 y una más en Banqueros de Ascarruz en septiembre de 2014.

Según la investigación hecha en el Perú, entre los años 2012 y 2016 cometieron varios asesinatos, que les quisieron enmascarar en actuaciones violentas criminales y ahora les piden una condena que puede superar los 35 años de prisión, si se confirman las acusaciones que la fiscalía peruana tiene contra él.

A disposición de la Audiencia Nacional

Después de recibir la orden internacional, el grupo especializado en la búsqueda y detención de fugitivos de la Policía Nacional, lo pudieron encontrar en Guadalajara, donde estaba viviendo con su familia. Lo arrestaron en torno a su casa y fue trasladado a la Audiencia Nacional, donde se espera que el juez autorice su extradición en el Perú.