Un joven de 23 años fue detenido por los Mossos d'Esquadra el pasado 3 de mayo después de una peligrosa persecución de varios kilómetros por el término municipal de Celrà, en Girona. Alrededor de las siete menos cuarto de la mañana, a los agentes que estaban haciendo un control de alcoholemia en el punto kilométrico 30,5 de la carretera C-66 les llamó la atención un coche, un BMW plateado, que, tan pronto como los vio, dio media vuelta y empezó a acelerar conduciendo de manera temeraria en dirección al pueblo. Enseguida, las patrullas del Área Regional de Tráfico de Girona lo siguieron para pararlo, ya que estaba poniendo en peligro la vida del resto de conductores que circulaban por la vía, así como la de los peatones y la suya propia.
Escapa a toda velocidad, bebido, y acaba estrellado
La persecución se alargó durante algunos minutos y varios kilómetros, hasta que el joven, de nacionalidad española y vecino de un municipio de los alrededores, acabó estrellándose al salirse de la vía en una carretera secundaria cercana a la entrada en Celrà. El conductor y único ocupante del vehículo no sufrió heridas de gravedad y los agentes lo sometieron in situ a la prueba de alcoholemia. El joven se resistió a hacerse este test, que dio un resultado positivo de 0,77 miligramos por litro de aire espirado, cuando el máximo permitido es de 0,25 miligramos, tratándose, además, de una tasa imputable penalmente, y se enfrentó a los policías.
Por todos estos hechos, el joven quedó detenido por los agentes, acusado de un delito contra la seguridad vial por conducir bajo los efectos del alcohol, por conducción temeraria y por atentado contra agentes de la autoridad. El joven pasó a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Girona después de prestar declaración en dependencias policiales.